martes, 29 de diciembre de 2009

La luz del bosque

Entrada larga y pobremente escrita. Estoy poco satisfecha con esta para que negarlo, porque los personajes que salen en ella se merecen algo mejor. Para disculparme por mi torpeza literaria les dejo una dedicatoria:
Para Sir Edward porque todos necesitamos un geek (el caballero andante moderno) en nuestras vidas y él es el mas osado y sufrido informático que conozco. Para Silvio, el niño de la imaginación prodigiosa que me reconcilió con la infancia y me hizo descubrir que los críos pueden ser alucinantes, y para sus fantásticos padres. Y, como no, para Rizel, mi driade cazadora de dragones favorita. Os merecéis mas y os debo una





Hazme un sitio en tu montura
Caballero derrotado
Hazme un sitio en tu montura
Que yo también voy cargado de amargura
Y no puedo batallar
Serrat


Yirkash estaba tan concentrado en su hechizo que no vio que la oscuridad se le venía encima como una ola gigantesca en mitad de una tormenta. Un golpe helado lo empujó contra los barrotes, el metal cedió y el goblin rodó arrastrado por una nada que parecía calar hasta los huesos y se le metía por la boca y por la nariz aplastándole los pulmones. Cerró la boca con fuerza e intentó reservar el poco aire que le quedaba e intento encontrar algo a lo que agarrarse. No estaba dispuesto a morirse ahora que había tenido la libertad casi al alcance de la mano. Recordó las tardes de invierno al calor de la forja, cuando por fin acababa su larga jornada y se sentaba en un rincón, con la espalda apoyada contra la pared cansado como un perro. La sensación de satisfacción con el trabajo bien hecho, la felicidad del descanso merecido, su cena sencilla y casi siempre solitaria iluminada por el rescoldo de las brasas. No quería renunciar a aquellas cosas “Si la huesuda quiere cogerme tendrá que esforzarse” pensó desesperado antes de darse cuenta de que había dejado de girar y volvía a respirar con normalidad.

La oscuridad se desvanecía a su alrededor a jirones, como la niebla ante el sol de la mañana, las sombras parecían huir de él. El herrero tardó un momento en lograr reaccionar. Estaba agarrado a una roca en mitad del arroyo, temblando de pies a cabeza, el agua apenas le llegaba por las axilas y la corriente no era fuerte pero aun así no era capaz de soltarse ni de moverse. Estaba al otro lado de los barrotes, la salida de la gruta estaba tan cerca que podía escuchar el rumor del agua despeñándose montaña abajo. Frente a él solo tenía una enorme extensión negra sin forma, casi solida, que parecía haberse tragado el mundo entero. Yirkash gritó llamando a Dujal y a las esclavas, esperaba verlos salir de aquel vientre de alquitrán sin embargo los minutos pasaron y nada se movió, nada contestó. Los llamó otra vez mientras el cuerpo se le entumecía y despertaban en el todo tipo de dolores. No era capaz de mover el hombro izquierdo sin sentir un dolor punzante y agudo que lo obligaba a apretar los dientes. Las palmas de las manos eran un latido sordo y constante, las sentía hinchadas y torpes pero ni por esas estaba dispuesto a soltar la roca. Tenía que esperar. Alguien saldría, alguien tenía que salir. Le horrorizaba ser el único superviviente.

Seguramente no pasó demasiado tiempo dentro del agua helada, aunque le parecieron siglos, a veces el cuerpo se le aflojaba, entonces se espabilaba desesperado y volvía a gritar. Tal vez habría muerto allí, congelado a pocos pasos de la salida sino fuera porque los caminos de la fortuna son sin duda muy extraños. La desesperación estaba a punto de volverlo loco cuando le pareció escuchar algo dentro de la sombra, un chillido agudo e histérico, que era ni mas ni menos que el terror hecho ruido. Yirkash volvió a gritar y de nuevo un grito asustado le respondió. Ya no cabía duda, algo dentro de la oscuridad respondía a sus llamadas. El goblin no quería regresar allí dentro ni por todo el hierro del mundo, dudó un momento encogido y asustado, aferrado a su salvavidas. Los chillidos se convirtieron en un sonido muy parecido al llanto, entonces el herrero cogió aire y sin pensárselo más se zambulló en la negrura.

Allí no había agua, ni sonido, casi no parecía que hubiese suelo. Solo una desoladora sensación de tristeza, el goblin quiso llamar a sus compañeros pero de su garganta no salió nada, se giró buscando a tientas y entonces la vio; en mitad de la oscuridad había una silueta borrosa. Yirkash tuvo que entrecerrar los ojos para distinguir algo. Dos hermosos ojos ambarinos lo miraron con curiosidad. El herrero se quedó hipnotizado ahora veía claramente a una pooka de melena castaña que sostenía entre los brazos a un gatito tricolor que le hundía la cara en el pecho como si quisiera esconderse allí para siempre.

-No puedo salvarlos a los dos- Le dijo la figura, su voz era un susurro seco

El herrero recogió al cachorro de sus brazos, reconocía a la gata delgaducha. Al acariciar la piel sucia del animalito sus temores se calmaron en parte, un pellizco de felicidad le encogió el corazón. Había sobrevivido alguien mas, ya no estaba tan desoladoramente solo. Alzó la vista para ver como la pooka desaparecía en silencio, deshaciendo la oscuridad al mismo ritmo que se desdibujaba su silueta. Yirkash se encontrón de golpe en la salida de la gruta. Tenia el atardecer de frente y la gatita a la que Dujal había buscado con tanto empeño en brazos. Se giró, la oscuridad ya no estaba allí y ahora tenía la certeza de que no quedaba nadie por esperar.

A sus pies empezaba un viejo camino, quizás los goblin lo habían usado hacia mucho tiempo, cuando aun no vivían encerrados en la montaña. En otros tiempos habían tenido libertad para entrar y salir a su antojo, luego las cosas cambiaron y empezaron a vivir como prisioneros en su propia casa, aunque no recordaba bien el momento exacto de aquel cambio tan drástico, ni conocía el motivo. Comenzó a descender con mucho cuidado, estaba claro que aquel sendero llevaba mucho tiempo sin usarse, estaba lleno de piedras y hierbas espinosas que se le enganchaban en la ropa y le arañaban las piernas.
Yirkash, como la mayor parte de los goblins de su generación, no había conocido el exterior “Fuera solo tenemos enemigos” solían decir los adultos “Aquí somos fuertes y el Jefe de clan cuida de nosotros” Así que él había crecido sin ningún motivo que le llevara a pensar que no tenían razón. No eran prisioneros, cualquier goblin con un buen motivo y los documentos adecuados podía salir de la montaña, aunque conseguir estos requisitos era cada vez mas complicado y las historias del exterior cada vez se volvian mas terroríficas.
El herrero no despegaba los ojos del camino. Acostumbrado a vivir en la penumbra, la escasa luz de un atardecer avanzado le molestaba, no quería pensar como se las arreglaría cuando saliese el sol al día siguiente, de hecho no quería pensar en el día siguiente porque estaba agotado y dolorido, no quería asustarse así mismo pensado en el futuro. Llevaba a la gatita pegada al pecho y el calor de aquel cuerpecillo peludo y confiado le daba cierta tranquilidad. No, nada de pensar en que pasaría al amanecer y el sol lo dejase al descubierto en un mundo hostil y desconocido, mejor concentrarse en cada paso y seguir bajando.
Durante su infancia la montaña había sido un hogar acogedor para él, lleno de privilegios y lujos, después todo había ido a peor. Recordaba perfectamente el día en que su vida había empezado a torcerse; fue cuando se proclamo el bando que prohibía las ventanas y demás salidas no autorizadas al exterior. Según el bando que se leyó a viva voz en la Plaza de Mercado podían delatar su posición al enemigo. “¿Qué enemigo?” pensó entonces mirando con tristeza el hueco cegado de su ventana. No lo preguntó porque conocía la respuesta “los sidhe y su gente” dirían. Sus padres habían perdido a otro hijo en la Guerra de los Sidhe y eran totalmente fieles a cualquier cosa que el Jefe de Clan ordenara. Para ellos fue el exterior y no la guerra lo que había acabado con aquel hermano al que nunca conoció. Era un crío entonces y aquella noche lloró en su cama sin entender porque le habían quitado un paisaje que amaba, aquella noche también escuchó llorar a Nanyalín, ella se había tapado la cara con la manta y ahogaba sus sollozos. Fue extrañamente consolador descubrir que había alguien que estaba más triste que él. Tardó muchos años en comprender que aquella ventana era la única libertad de la que la gozaba su esclava. Y ahora él estaba allí fuera, ahora formaba parte del paisaje y estaba helado, no le quedaban fuerzas para nada y el cuerpo le dolía más y más. Sobre todo el hombro se estaba volviendo una autentica tortura.

Para cuando acabó el descenso apenas era capaz de levantar un pie del suelo, a cambio tenia bastante claro que era lo iba a hacer a continuación; lo primero era encender un buen fuego para pasar la noche. Tal vez no fuese una buena idea pero él necesitaba descansar y entrar en calor o no llegaría mucho mas lejos, en cuanto amaneciese volvería a ponerse en marcha. Buscaría un pueblo, una aldea, lo que fuese. Necesitaba un lugar donde pudiesen hacerse cargo de la pequeña pooka. Él no podía acercarse a la Corte bajo pena de muerte, tendría que probar en sitios aislados. No tenía ni idea de cómo recibirían a los goblin por los alrededores pero no le quedaba mas opción que arriesgarse a averiguarlo. Después volvería a la Ciudad de Piedra, y buscaría a Nanyalín y a los demás. Necesitaba una certeza sobre lo que hubiese podido pasarles.

Camino un rato casi sonámbulo, hasta que no pudo más. Se había internando en el bosque todo lo que le había sido posible, huyendo de los senderos y las zonas despejadas. Hasta que llegó a las ruinas de lo que parecía una vieja choza de pastores. Aun conservaba algo de techo y lo que quedaba en pie parecía solidó, bastaba como refugio. Se dejó caer al suelo junto a los restos de un muro de piedra carcomido por el musgo y las enredaderas. Al menos aquellas tristes piedras ofrecían algún resguardo del cruel viento de otoño que gemía entre los árboles. Reunió unas cuantas ramas empapadas de rocío e hizo un montón más bien pobre. No era lo más adecuado para hacer fuego pero Yirkahs era un herrero goblin y el fuego era su dominio. Escupió sobre la leña y tras un breve estallido lleno de chispas y humo las llamas se alzaron alegres donde parecía imposible que el fuego pudiese prender. Yirkash suspiró arrimándose al calor todo lo que lo que le fue posible. La gatita se acurrucó entre sus piernas ronroneando satisfecha. Aquel fuego se mantendría en danza siempre que él no se durmiese y mantuviese la atención puesta en sus llamas. El herrero no podía dejar de pensar que tal vez la luz acabase por atraer compañía no deseada, así que estaba dispuesto a hacer el esfuerzo de mantenerse despierto y alerta. De todos modos el dolor del hombro era cada vez mayor, cualquier movimiento lo hacía apretar los labios y ninguna postura era cómoda demasiado rato, ante tal panorama dormirse era una posibilidad muy remota. Tal vez se hubiese roto algo, no tenía manera de verse la espalda y empezaba a estar preocupado. Las manos eran otro asunto tenia dos quemaduras alargadas en las palmas, hechas sin lugar a dudas por los barrotes que cerraban la cueva. El metal debía haber alcanzado una temperatura impresionante porque no resultaba facil quemar a un goblin, a menos que se usara algún tipo de fuego mágico. Era la primera vez que le ocurría algo semejante y no tenía ni la más remota idea de cómo debía curarse esas heridas o al menos aliviarlas.

El trote de un caballo interrumpió sus pensamientos. Era un paso tranquilo, amortiguado por las hojas que se escuchaba casi al compás de un curioso crujido, un chirrido que Yirkash conocía a la perfección: placas de metal oxidadas chocando entre si. Alzo la cabeza, la gatita se había despertado y tenia las orejas tiesas y el lomo erizado “Calma enana, calma” susurró “Creo que nadie armaría tanto escándalo si pretendiese atacarnos”. Pensó en apagar el fuego y esconderse por precaución pero no tuvo tiempo, de entre los árboles surgió la cabeza de un caballo flaco, los años le habían vuelto la mirada vidriosa y tenia pelo apagado, mas amarillo que blanco. Sobre el anciano animal había un hada que tampoco parecía demasiado joven, era una figura robusta, embutida en una armadura abollada y salpicada de manchas de oxido, una capa vieja y raída de un color que parecía haber sido roja en algún momento le caía sobre los hombros. El personaje se acercó prudentemente al fuego y alzó la mano en un saludo amistoso del que Yirkash no entendió una sola palabra. Solo escuchó una voz rimbombante, tan sonora que era casi teatral. El herrero lo miró con hostilidad y sacudió la cabeza. La gata bufó sin demasiadas ganas.

-¡Campamento¡-Dijo entonces el recién llegado, hablaba la lengua goblin como si estuviese mascando limaduras de hierro, pero al herrero le maravilló que allí fuera alguien hablase su idioma.

-¡Campamento¡ -Repitió alzando el dedo índice hacía el cielo con un gesto exagarado-Invoco la sagradas normas de cortesía que rigen los caminos.

Yirkash sacudió la cabeza como si esperase que aquel personaje fuese producto de su mente adormecida y volvió contemplarlo demasiado perplejo para desconfiar. No conocía nada de ninguna sagrada regla de campamento, tal vez fuese una costumbre del exterior, tal vez fuese una trampa. Sin embargo el hada hablaba su idioma y si algo sabían los dioses es que necesitaba ayuda.

-Eres bienvenido a mi fuego-Le respondió según la formula de cortesía goblin.

El caballero se frotó las manos satisfecho y se sentó junto a la llamas sin esperar mas invitaciones.

-¡Que curiosa pareja¡-Exclamo contemplándolos- Y que poco habitual en estos parajes. Un goblin y un pooka. Sencillamente pasmoso.

Yirkash no respondió. No sabía que decir.

-Pero que horrible, que deleznables modales los míos. No me he presentado a mis distinguidos anfitriones-El hada se puso en pie he hizo una elegante reverencia, que hubiese parecido imposible de realizar cargando tanta chatarra-Sir Edward Goldwing a su eterno servicio.

El herrero necesito unos segundos para asimilar tanto teatro y organizar sus pensamientos.

-Yirkash. Herrero del clan de la Forja- Se escuchó decir a su mismo-Ella no tiene nombre.

-¿Lo ha perdido?-Dijo volviendo a sentarse con expresión risueña-No sería de extrañar, los retoños de tan tierna edad lo pierden todo- A continuación soltó una sonora carcajada.

“Está totalmente loco” pensó el goblin observándolo receloso. ¿De donde podía salir alguien así? A la luz de las llamas podía verlo mucho mejor, era un hada de porte distinguido. Tenía el pelo canoso y la piel morena y curtida le formaba unas alegres arrugas en los ojos y en la comisura de los labios. A pesar su lamentable atuendo, su repentino invitado tenía una extraña elegancia natural, había en el una majestuosidad que ningún harapo podía ocultar, en sus pupilas negras parecían rebosar la luz de las mismas estrellas. Se sentaba en el suelo con la misma distinción que si hubiese estado rodeado de cojines de seda. Era el anciano más noble (y menos anciano) que había visto en su vida. Yirkash lo comprendió de inmediato “Un Aen Sidhe” pensó horrorizado. No esperaba que su primer encuentro fuera de la montaña fuese precisamente un elfo de la vieja sangre, enemigos irreconciliables de su gente. Aquello no podía ser otra cosa que una trampa.

-Oh que buen fuego tienes aquí-Dijo Sir Edward quitándose los guanteletes y frotándose la manos-Que esplendido es encontrar una luz amiga donde calentarse en mitad de este bosque tan sombrío. Que maravillosa casualidad.

“Si es que hay algo de casual en esto” pensó desconfiado Yirkash cruzando los brazos sobre el pecho, cada vez tenía mas frío, para ser exactos era como si el calor se le escapase del pecho. Cerró los ojos un segundo, estaba demasiado cansado para payasadas.

-Si, es bastante increíble- Asintió con voz queda

-¡Celebremos este encuentro bajo las estrellas¡ Será algo digno de contar: un goblin y un sidhe bebiendo al calor de la hoguera

Sir Edward se puso en pie de un atlético salto y se acercó a su caballo, la patética montura había dejado caer su carga al suelo para desmoronarse junto a un arbusto del que comía sin entusiasmo.

-Pero “Rompetruenos” –Exclamó el caballero-Por todos los dioses, estoy harto de decirte que no tires mis cosas de esa manera. Un caballo de guerra debe tener buenos modales. Juro ante los dioses que prefería entrar en batalla a lomos de una vaca. Si no fuera porque ningún granjero cuerdo aceptaría el cambio, tendría una vaca de guerra y sería mas educada que tu.

El jamelgo ignoraba por completo la bronca de su amo, estaba demasiado ocupado buscando brotes tiernos en aquel arbusto medio muerto. El sidhe levantó el fardo de sus pertenencias visiblemente ofendido.

-Como se haya roto algo me buscaré una bicicleta- Murmuró y después compuso su mejor sonrisa y regreso junto a la hoguera. Rebuscó en el petate y por fin sacó una modesta botella de madera, cuidadosamente cerrada, el elfo se la mostró con un gesto triunfante y tras volver a rebuscar saco un abolladísimo vaso de lata.

-Solo tengo un vaso- Se disculpó llenándolo-No suelo recibir mucha visitas. ¡Salud!

Sir Edward alzó el vaso y lo vació de un trago. Yirkash comprendió al momento que el sidhe no pretendía ser descortés, al contrario, trataba de demostrar que no había nada peligroso en su bebida. De inmediato lleno el vaso de nuevo y se lo ofreció. El herrero extendió el brazo derecho torpemente, cubriendo su mueca de dolor con una torpe sonrisa.

-Pero que demonios...-El caballero lo cogió por la muñeca y contemplo la palma de la mano, el herrero gimió a su pesar y dejo caer el vaso- ¡Esto no tiene nada de buen aspecto¡

-Nada serio- Dijo el goblin recogiendo el vaso del suelo con dedos temblorosos-Soy herrero, ha sido un accidente de trabajo.

Sir Edward volvió a llenar el vaso y esta vez se lo ofreció con suma delicadeza.

-Permitidme que os ofrezca un humilde remedio para esa herida. Siempre viajo con algunas medicinas, a mi edad y errando por estos caminos conviene ser precavidos.

Yirkash olisqueó el contenido del vaso, era un vino de olor fuerte. Dio un sorbo prudente. Una agradable sensación de calor le inundó la boca, se atrevió dar un traguito y se sintió extrañamente reconfortado. Con el segundo trago vació el vaso y le devolvió el vaso a su dueño.

-Muchas gracias. Me hacía mucha falta- Reconoció a su pesar.

-Te diré que haremos, hay un arroyo muy cerca de aquí. Voy a buscar agua para limpiar esa quemadura y si tengo suerte igual encuentro algo para apañar la cena.

-No es necesario-Se apresuró a decir, no le apetecía perder de vista al caballero.

-Oh, si cenar no es necesario entonces yo soy un troll de las montañas- Contestó sir Edward alejándose del fuego.

Yirkash maldijo para sus adentros mientras el caballero se alejaba. No sabía que hacer, nunca había escuchado decir nada bueno de los elfos, eran una raza traicionera que colgaba a los goblins de las murallas de las ciudades y los habían obligado a vivir encerrados en agujeros miserables. Hadas altivas que se creían en el derecho de gobernar solo porque sostenían ser las primeras criaturas creadas por los dioses y que no dudaban en lanzarse a guerras encarnizadas contra su propia gente solo para mantener sus derechos y honores. Los Aen sidhe odiaban a los goblin porque no querían rendirles pleitesía, ellos eran duendes libres y tan orgullosos o mas que cualquier noble. Llevaban siglos matándose unos a otros en una serie de guerras y enfrentamientos que no acababan jamás. Un conflicto en el que los duendes siempre se habían llevado la peor parte. Encontrarse ahora con un caballero errante que hablaba de curarle las heridas y compartir su cena no encajaba en ninguna de las historias que conocía. Solto un taco en voz baja, aquello no tenía buena pinta.

“Tal vez pueda convencerlo para que se la lleve con él” pensó acariciando la nuca de la gatita. El podría dejarla en una buena aldea o en un santuario, cualquiera estaría encantado de servir a un soldado de su majestad, cosa que no harían por un vagabundo viejo, harapiento y enfermo. “Aunque no tuviese la piel verde nadie se fiaría de mi”. No podía imaginarse que tendría en mente el sidhe, podría haberse limitado a cogerlo como prisionero o simplemente matarlo, era lo que solían hacerlos elfos en estas circunstancias. Si quería averiguar algo, torturarlo sería mucho más rápido que todo aquel teatro. Por muchas vueltas que le daba no lograba encontrarle ningún sentido a aquella situación. Solo podía estar alerta y esperar.

Sir Edward regresó a la carrera, sin agua y con la espada desenvainada. Yirkash se colocó delante de la gatita y con un gesto elevó las llamas de la hoguera para crear un muro entre ellos y el caballero.

-¡Oh perdona! Que estupidez por mi parte-Dijo el elfo bajando la espada rápidamente- que malentendido mas estupido. He encontrado una cosa sumamente inquietante junto al río ¿sería mucho pedir que le echases un vistazo? Tal vez tú puedas arrojar alguna luz sobre este asunto.

El herrero ordenó al fuego que descendiese. La espada del sidhe era una hoja larga y ancha, la hoja estaba mellada y ligeramente torcido, como si se hubiese doblado y hubiesen tratado de enderezarla a golpes, además el metal era de mala calidad y estaba manchado de oxido. La empuñadura y la guarda estaban cubiertas con tiras bastas de cuero desgastado. El goblin arrugó la nariz disgustado, un soldado que no sabía cuidar su arma le inspiraba muy poco respeto. Aquella espada no servia ni como garrote.

-¿Qué ocurre?-preguntó molesto. El hombro le martilleaba y ya no sabía como colocar el brazo para que dejase de dolerle.

-He encontrado algo junto al arroyo y me gustaría que lo vieses y me dieses tu opinión, si tal cosa te es posible.

El arroyo no podía ser otro que el que bajaba de la montaña de TocaEstrellas. Yirkash había intentando alejarse de él bosque adentro porque sabía que era una ruta muy usada por las patrullas de goblin. No estaba muy seguro de que tras los últimos acontecimientos quedase alguna patrulla en el exterior pero no quiso arriesgarse.

-¿Qué has encontrado?-preguntó

-Cadáveres, dos de los tuyos. Dos y medio para ser exactos.

Eso no eran buenas noticias, últimamente las noticias nunca eran buenas. Tal vez después de todo si mereciese la pena echar una ojeada.

-Vamos a ver- Dijo cogiendo a la gatita en brazos

-¿Te parece prudente llevarla?-Pregunto Sir Edward

-No la dejaré sola en mitad del bosque.

El sidhe sonrió satisfecho

-Así habla un caballero- Dijo echando a andar.

El primer cadáver apareció colgando de un árbol, la rama estaba tronchada y de sus hojas caían gotas de sangre espesa. Lo habían mandado allí arriba de un golpe, su arma un garrote de hierro sembrado de púas estaba a penas unos pasos . Al colocarse bajo el cuerpo descubrió que no había sido un ataque mágico, el desdichado tenia una profundo tajo en el estomago y parte del contenido del cuerpo estaba desparramado por el suelo. Yirksah sintió que la cabeza le daba vueltas y el estomago se le subió a la boca. En las tripas no tenia que poder vomitar pero eso solo hizo las nauseas mas desagradables, la gatita saltó de sus brazos. Se tambaleo y el sidhe se apresuro a cogerlo.

-¿Sabes que tienes una flecha clavada en el hombro?- Le preguntó sin darle ninguna importancia al hecho.

-¿Qué?-

-El astil está roto pero la punta aun sigue bien clavada. ¿Estas seguro de que te encuentras bien? Has sangrado mucho y volverá a sangrar si no te estas quieto.

El herrero parpadeó perplejo, no recordaba haber recibido ningún disparo. ¿Cuándo había disparado nadie? Antes que la oscuridad se lo tragase había aparecido una patrulla para acorralarlos, él estaba tan ciego intentando abrir una vía de escape que apenas se había enterado. ¿Era así como habían muerto sus compañeros? ¿Acribillados? Se sintió repentinamente cansado y viejo.

-Será mejor que volvamos al campamento. A fin de cuentas estos pobres están muertos y no podrán hacernos daño. En cambio tú necesitas ayuda

Era cierto, los goblins muertos no eran una amenaza, pero Yirkash sospechaba que tipo de criatura los había matado y eso no lo tranquilizaba en absoluto.

-Ahora volvemos. Quiero ver el otro cadáver.

-Está bien.

Lo ayudo a cercarse, el otro goblin estaba cerca del río, junto a las piernas de otro al que habían cortado limpiamente por la mitad, la corriente había arrastrado el tronco. Aquellos duendes no formaban parte de ninguna patrulla, eran pocos y apenas iban armados, tampoco llevaban las alabardas de la guardia. Seguramente habían salido de la montaña aprovechando la confusión y habían tenido un mal encuentro.

-Tenemos que dejar el campamento-Dijo Yirkash -No es seguro estar tan cerca del río, los ha atacado un monstruo y hace muy poco. Seguramente sigue por aquí.

Sir Edward no contestó, parecía perdido en sus propios pensamientos.

-La Dama no me hizo venir en balde ¿De qué me extraño? Ella nunca hace nada sin un motivo.

El sidhe hablaba para totalmente absorto.

-Debemos irnos-Insistió Yirkash más enérgicamente.

Sir Edward no parecía oírlo, sus ojos estaban fijos en un rastro de sangre que salpicaba la hierba y se perdía dentro de un pequeño cañaveral. Se levantó y se alejó del herrero sin dejar de murmurar. Sus movimientos eran cautelosos y a pesar de la cantidad de chatarra era escalofriantemente silencioso. El goblin tuvo que morderse la lengua para no gritar de desesperación, aquel tipo lo sacaba de sus casillas. A pesar de todo fue detrás suya.

El resto los guió hasta un cuerpo que yacía desnudo sobre un montón de juncos rotos. Pertenecía a un muchacho delgado con la piel pálida cubierta de ligeras escamas y salpicada de una sangre negra y espesa que parecía hervir sobre el suelo y quemaba las plantas como si fuera veneno. El cadáver esta cubierto de heridas, el brazo derecho le colgaba apenas de un par de tendones a la altura del codo, el izquierdo estaba oculto bajo las cañas. Sir Edward se acercó.

-¿Pero que clase de criatura es está?-Se preguntó tocándole el pie con la punta de la espada- Desde luego está muerto y bien muerto.

Lo demás sucedió a una velocidad de vértigo, el muchacho abrió los ojos de golpe, unos ojos de reptil brillantes como gemas y se incorporó con un rugido desesperado, tenia la boca llena de dientes afilados. Lanzó la mano izquierda, armada con unas poderosas garras contra la cara del sidhe, que logró esquivarla con un movimiento rápido y ágil, después dio dos veloces pasos atrás.

-¡ Un Ancestral¡-gritó el sidhe. Su espada se iluminó de repente, como una antorcha en mitad de la noche.

La criatura lo miro amenazador, había un odio terrible en aquella mirada, pero apenas tenia resuello, resoplaba y sangraba a chorros. Siseó furioso a modo de advertencia, totalmente inmóvil. El sidhe se quito la capa y la enredó en su brazo derecho, empezó a andar despacio intentando colocarse en el lado derecho del ancestral buscando el flanco mas débil. El ancestral se relamió, arqueo la espalda como si fuera un gato a punto de atrapar un ratón y saltó. Sir Edward giró el cuerpo a toda velocidad apartándose a un lado, después volvió a girarse y aprovecho que su adversario le daba la espalda para lanzar un terrible tajo con la espada. El monstruo se apartó, pero no era tan rápido como el caballero, la espada le alcanzó la mejilla de lleno. Un aullido de dolor atravesó el aire.

Yirkash estaba hipnotizado con el espectáculo, contemplaba los movimientos del muchacho pálido, convencido de que los había visto antes. Había algo familiar en aquella criatura.

-¡Patrick basta¡-Gritó desesperado.

El muchacho se volvió y le clavó una mirada de depredador acorralado que hizo que el goblin desease desaparecer de la faz de la tierra. Sir Edward aprovechó el momento de duda y le colocó la espada al cuello al ancestral.

-¡No, no no¡-Volvió a gritar el herrero sin saber casi lo que decía-¡Deteneos los dos! ¡Ya basta¡ Mi hermana…Nanyalín…

Sir Edward abrió los ojos como platos pero no retiró el arma

-¿Esta cosa es vuestra hermana?-Preguntó confuso

Yirkash se preguntó porque habría hadas afortunadas por ahí a las que les caían rayos en la cabeza mientras paseaban por el campo y él se tenía que conformarse con seguir respirando. Se acercó despacio, el ancestral no le quitaba los ojos de encima.

-¿Eres Patrick?-pregunto tragándose el miedo.

El muchacho asintió

-Yo soy yirkash, conozco a Dujal y a Nanyalín

Sir Edward miro a uno y luego al otro.

-¿Conocéis a Sir Dujal? ¿los dos?

-Él iba con Dujal…como una especie de guardaespaldas.

El sidhe envainó al espada.

-Eso es garantía suficiente para mi-Dijo-¿Está con vosotros?

Yirkash negó con la cabeza

-Estaba-Dijo- Es una larga historia…Juro que os la contaré una situación mas propicia.

Patrick se dejó caer en el suelo, sin apartar la mirada de ninguno de los dos y señaló hacia un montón de arbustos muy cerrados, lejos del río. A Yirkash el corazón le dio un vuelco. Justo donde el ancestral estaba señalando había un bulto largo, envuelto en una manta gris. Se acerco tan rápido como el dolor y las piernas le permitieron. Distinguió un pie blanco sobresaliendo de la tela. Dejó escapar una exclamación de felicidad “Nanyalín”

La mestiza estaba liada en la manta del tal modo que solo una parte de su rostro quedaba al descubierto, la habían colocado casi con delicadeza en un lugar donde la hierba parecía algo mas seca. El goblin se abrazó a ella como un naufrago se agarra a un leño a la deriva, sollozando de alegría y de alivio, incapaz de pensar en nada. Bendito monstruo, la había sacado de la montaña incluso estando malherido, no era capaz de entender la razón, ni la necesitaba. Solo podía dar las gracias una y otra vez, sin saber realmente a quien le estaba agradeciendo aquel milagro.

Sir Edward carraspeó educadamente.

-Lamento interrumpir algún tipo de reencuentro…-Dijo cortésmente.

Yirkash escuchó aquella voz como si despertara de un sueño.

-¿Y Patrick?-Preguntó de repente,

-Lo he dejado marchar-Contestó el sidhe- En estas circunstancias he creído que era lo mas prudente.

-¿Se ha marchado?

-Tan rápido como el demonio. Estas criaturas nunca son sociables.

Yirkash se volvió hacia el elfo. El Ancestral se llevaba muchas respuestas en su huida, por un momentó le tentó la idea de tratar de seguirlo.

-Llévatela, llévatelas a las dos. A la gatita y a ella, necesitan ayuda. Tu puedes llevarlas a un lugar seguro- Nunca se imaginó que le rogaría nada a un enemigo.

Sir Edward se arrodilló y apartó la manta con cuidado. Torció la boca al ver el estado del hada blanca pero no dijo nada, le puso las manos en el cuello y buscó el pulso.

-Esta viva…-Murmuró- Que me corten una mano si esto no es obra de los dioses.

-Tiene los labios azules, necesita calor, necesita un medico. Por favor yo no puedo ayudarla. Llévatelas, por favor, por favor.

-La Dama me envió para esto, no hay duda- Sir Edward volvía a hablar solo, retomo el hilo de sus pensamientos y se volvió al goblin- ¿Y tú? ¿Tu no necesitas ayuda?

-Yo no soy importante ahora, sé arreglármelas

El caballero dibujó una enorme sonrisa y le dio tal palmada en la espalda que el goblin pensó que iba a desmayarse.

-¡¡Así habla un caballero!! Creo que después de todo si que puedo ser de alguna ayuda.

Hizo bocina con las manos, tomo aire con uno de sus tipicos gestos grandilocuentes y comenzó a gritar.

Hijas del haya, y del roble

Hermanas del muerdago,

¡Sagradas señoras del bosque salid!

Os lo ordeno por el Trono de Cerezo,

Por la ceniza del espino os lo ordeno

¡No os hagáis de rogar. Acudid!

Tras esta llamada el bosque se quedó envuelto en un silencio absoluto y un instante después las copas de los árboles se llenaron de vida, tras las hojas podían escucharse los susurros de cientos de voces, como diminutos cascabeles que sonaran sin ton ni son. De las ramas empezaron a descender pequeñas y deslumbrantes hadas que brillaban como luciérnagas y agitaban a toda velocidad unas diminutas alas que relucían como el cristal a la luz de las hogueras.

-No aúlles Caldemeyn, somos pequeñas no sordas. Ojala lo fuésemos, así podríamos ahorrarnos tus horribles rimas.

Un millar de risas estallaron entre los árboles.

El hada que hablaba ante la nariz de sir Edward era rojiza de los pies al matojo de pelo centelleante que adornaba su diminuta cabeza, era pequeña y delgada como su suspiro, no vestía ropas ni llevaba adornos de ningún tipo. En la mano llevaba una pequeña lanza y nada más.

-Ya nadie me llama Caldemeyn, Pequeña Reina, eso fue hace mucho tiempo

-Ahórrate tus tristes historias, te llamaremos como queramos. ¿Acaso no somos “Sagradas señoras del bosque”? Te has olvidado de los señores, nunca sacaremos nada bueno de ti. Eres un inútil.

-¡Sin lugar a dudas lo soy¡ Por eso necesito vuestra ayuda. Mis compañeros de viaje están heridos y necesitan ir urgentemente a Fuegovivo.

Las hadas revolotearon contemplando a Yirkash y a Nanyalin, sin dejar de cotorrear entre si.

-¡Goblins¡-exclamo la roja ofendida-Tus compañeros son goblins ¿y pretendes meter a estos asesinos de árboles en el santuario de Fuegovivo?

-¿No estas dispuesta a ayudarme?

-¡Que me prenda una vela¡ ¡claro que no¡- Miro a Yirkash con desprecio- ¡Goblins¡ ¡Jamás!

Sir Edward se cruzo de brazos y alzó una ceja.

-¿Tendré que acudir a un poder mas alto?

-¡Inténtalo¡- Lo desafió el hada.

-Ya que eres tú la ofendida, debes buscarlo tú. Llama a Silvio, llama a la “Luz del Bosque”

La roja puso las manos en jarras visiblemente molesta, tras pensar un segundo se llevó los dedos en la boca y dejó escapar un agudo silbido. Al momento había sobre sus cabezas un montón de luces zumbando y parpadeando sobre sus cabezas mientras discutían con unas voces tan agudas que era imposible entender una palabra. Finalmente parecieron llegar a un acuerdo, las hadas alzaron el vuelo, reuniéndose por cientos sobre los árboles, brillaban como una lluvia de chispas. Era como si todo el bosque estuviese envuelto en un fuego multicolor.

-¿Qué hacen?-Preguntó Yirkash un poco inquieto

-Están cantando, no podemos oírlo pero están cantando- Sir Edward contemplaba el espectáculo con una sonrisa soñadora, bajo aquella luz mágica el Sidhe tenia un aspecto realmente impresionante, su armadura relucía como la plata nueva y su mirada parecía serena y sabía, era como estar delante del caballero salvador de un cuento.

De entre las luces les llegó el sonido de un silbido, un silbido normal y corriente, algo desafinado, que se acercaba entonando una cancioncilla sencilla. Las luces se fueron apagando y entre los árboles pareció la figura de un niño. Debía rondar los doce años, tenía el pelo oscuro y revuelto, algunas hojas y ramas se habían prendido en ellos, dándole un aspecto desmañado, aunque una sola mirada bastaba para darse cuenta de que la apariencia no era lo que mas le preocupaba. Su única vestimenta a pesar del frió era una piel de lobo plateada que le colgaba de los hombros, unas cuantas manchas de tierra y un farol de hierro que colgaba de una larga pértiga de madera. El niño sonrió, una sonrisa alegre e inteligente, que parecía conocer muchos secretos y bromas.

-Vaya, Caldemeyn, cuanto tiempo sin verte- Dijo a modo de saludo

-Ya no me llamo así, Silvio.

-¿Ah no?- Silvio arrugó la nariz extrañado-¿Te ha servido de algo cambiar de nombre? ¿Ahora eres otra persona? ¿Además de tu nombre has conseguido cambiar tu pasado?

El sidhe bajó la cabeza derrotado, de repente solo parecía un viejo vestido de harapos.

-No -Reconoció con tristeza.

-El pasado es irremediable-Se limitó a decir el niño encogiéndose de hombros despreocupadamente. Tan pronto como hubo pronunciado estas palabras, volvió a sonreír y señaló a las hadas que volaban sobre su cabeza-¿Y estas tontas para que me han llamado? ¿Solo para que charlase contigo?

-En absoluto señor- Protestó la roja-Este mentecato errante quiere meter a dos goblins en el santuario de Fuegovivo

Silvio contempló a Yirkash un momento. El herrero estaba acostumbrado a que lo miraran como si fuese alguien sin la menor importancia, no estaba preparado para los ojos del niño silvestre. Lo miró con una sencilla y llana simpatía libre de compasión, como si fuese un igual, el goblin agachó la cabeza huyendo de aquella mirada que lo hacia sentir incomodo. Cuando se acercó a Nanyalín y apartó la manta del cuerpo de la mestiza no fue capaz de decir nada.

-Están heridos ¿Por qué no podrían ir al santuario? Ella no verá el amanecer si no recibe ayuda.

-¡Son enemigos del bosque¡-Chillo la roja

-¿Has visto a algunos de estos dos duendes maltratar al bosque con sus propias manos? ¿Te han ofendido en algo?- Silvio hacia las preguntas con la curiosidad ávida de los niños, en su tono de voz no había enfado ni soberbia, solo curiosidad.

-Bueno no… pero…su gente…-Trató de decir el hada

-Dos ovejas no hacen un rebaño. Ahora mismo tu eres un pobre ejemplo de todos los tuyos- Silvio puso los brazos en jarra e infló el pecho con determinación- Además soy yo quien decide si hay que llevarlos y he decidido que si.

-Como tu órdenes- Suspiro el hada un poco avergonzada.

-Pues si yo ordeno, tu y tu amigas vais a coger ese manta con mucho cuidadito y me ayudáis a llevarla. ¡Caldemeyn¡ trae a ese animal que tu llamas caballo y ayuda a montar al goblin. Nos vamos al santuario

Al ver acercarse a Sir Edward sosteniendo las riendas de su montura Yirkash logró reunir fuerzas y valor para alzar la voz.

-Nunca he montado a caballo-Reconoció muy poco atraído por la idea de subir a la grupa de aquel animal

-Ni vas a montar, al menos por ahora- Dijo Silvio en tono travieso- Porque si eso es un caballo, entonces yo debo ser una carpa de lago.

Las hadas rompieron a reír, su risa sonaba como la lluvia sobre la hierba. Yirkash se vio tan demolido por aquel argumento que ya no fue capaz de protestar. Sir Edward lo cogió casi en volandas y lo puso sobre la silla de montar. Silvio encendió la vela de su farol dándole unos golpecitos con el dedo

-En marcha- Dijo poniéndose al frente del grupo y cargándose la pértiga sobre el hombro derecho.

Caminaban tras la luz del farolillo de Silvio como si persiguieran un faro, tras ella un montón de hadas habían cogido los picos de la manta de Nanyalin, convirtiéndola en una hamaca improvisada que flotaba en el aire sostenida por un montón de luciérnagas y tras ese extraño espectáculo iba Sir Edward, cogiendo a su caballo por las riendas con la mano derecho. La gatita se había instalado en su hombro con un equilibrio de pajarillo y su cola se sacudía sobre la capa desteñida para mantener el equilibrio. A Yirkash le parecía que el camino no acababa nunca, intentaba agarrarse a la silla de montar como podía pero las ampollas de sus manos habían reventado y el dolor le había agarrotado los dedos. Cada sacudida era una tortura, la espalda no lo dejaba estar recto, ni curvarse demasiado. Intentaba sujetarse apretando las piernas al cuerpo del caballo pero le faltaba práctica y fuerzas. Finalmente Sir Edward notó sus dificultades, se subió en el caballo tras él y le paso un brazo por el pecho para evitar que se cayese. Desde ese momento Yirkash perdía y recuperaba el conocimiento de rato en rato, de tal modo que cuando cruzaron el umbral del santuario solo fue capaz de distinguir que se lo tragaba un arco de luz blanca.

Al tratar de espabilarse y acostumbrar los ojos a la luz vio que varios sátiros armados con lanzas se acercaban a ellos. Estaban en una amplia galería de techos altos, era una cueva redonda pero aquella no tenia nada que ver con los túneles donde vivían los goblin. Las paredes eran de piedra blanca, llena de vetas brillantes que parecían brillar por si mismas, y los techos estaban cubiertos de enredaderas cuajadas de hojas oscuras. El aire olía a resina y a flores frescas,

-¡Saludos Fuegovivo!-Silvio alzó la voz ante los centinelas y estos bajaron las armas.

-¿Qué nos traes aquí?- Preguntaron los sátiros sonriendo sorprendidos cuando las hadas dejaron la manta sobre el suelo.

-Traed a alguno de vuestros ancianos. Es un asunto urgente.

Un sátiro rubio miró al niño extrañado

-¿Es que no sabes que por estas fechas nos trasladamos al refugio de invierno? No hay ningún anciano al que podamos consultar, Silvio.

-Ah- Exclamo Silvio dándose una palmada en la frente y mordiéndose los labios- Había olvidado que estamos en otoño. ¿Ya se han ido todos?

-Solo queda un anciano, y no lo puedes molestar. Tendrás que conformarte conmigo.

La respuesta atravesó la galería, precediendo a una sátira que avanzaba hacia ellos con tranquila seguridad, el cabello rizado le caía sobre los hombros morenos como un manto de hojas otoñales. Vestía una túnica color vino que se le ceñía al cuerpo desvelando mas de lo que tapaba. Se agacho con una sonrisa radiante y extendió los brazos hacía Silvio.

-¡Mesalina¡.-El niño dejó caer el farol y salió corriendo a abrazarla.

-Me alegra verte- Contesto la sátira tras regarlo de besos y alzar la vista hacia Sir Edward- ¿Qué nos traes?¿Solo elfos cansados?

-No soy yo quien precisa su ayuda, mi dama- Respondió sir Edward bajando del caballo y ayudando a bajar a Yirkash- Son mis compañeros.

Los ojos de la sátira miraron con desaprobación al goblin

-¿Es una broma?

-Cosas de la Dama-Dijo el sidhe.

Mesalina resopló y se apartó la melena de la cara con un brusco movimiento de cabeza.

-Perfecto, si hay algo que me guste menos que los soldados que no van de putas eso son las viejas vírgenes por muy bellas que sean.

-Señora, yo no puedo pagar por tales menesteres, no desmerezco vuestros encantos y no es tema para hablar con niños delante.- Empezó a disculparse Sir Edward poniéndose totalmente colorado- Y Dama es…

-Un pájaro de mal agüero- Lo interrumpió Mesalina- Y que Silvio sea un niño no es más que un pretexto para no llamar las cosas por su nombre.

El sátiro rubio se acercó a la manta y retrocedió al ver su contenido.

-Lina, ven a ver esto- Le dijo en tono urgente,

La sátira se acercó y ahogó una exclamación de horror. Se agacho ante la peloblanco y le puso una mano en la mejilla.

-¿Qué animal ha hecho esto?- Preguntó horrorizada-Esta fría como el hielo, casi ni respira. Es tarde para ella…aquí poco podemos hacer.

Mesalina recorría el cuerpo maltrecho con manos de experta, negando la con la cabeza y arrugando la nariz disgustada por el olor.

-Esta destrozada. Solo podemos hacerla dormir para se vaya en paz.

Yirkash quiso protestar. No había llegado hasta allí para escuchar eso sin más.

-Son amigos de Sir Dujal- Se le adelantó sir Edward.

Mesalina se volvió hacia el sidhe con una chispa de esperanza en los ojos.

-¿Dujal? ¿Sabes donde está? ¿Lo has visto?

-Solo sé que iba con ellos. Seguramente ellos te contarían mas cosas si estuvieran en condiciones.

Mesalina se volvió hacia la herida, algo había llamado su atención

-Traedme un poco de agua. ¡Rápido¡

Silvio no tardó casi nada en obedecer el encargo. Mesalina se puso a limpiar una de las piernas de la mestiza, al retirar la suciedad quedó al descubierto el brillo apagado de un pequeño tornillo metálico, sujeto a un tobillo delgado y retorcido. La sátiro contuvo el aliento y limpio también la pantorrilla hasta que pudo ver una larga y vieja cicatriz. La expresión de la sátira se torció con un gesto entre el odio y la resignación.

-Mala hierba…-Masculló entre dientes. Se puso de pie y miró a Sir Edward como si lo considerase mensajero de malas noticias- Hubiese preferido a Dujal

Se volvió a los sátiros que la miraban esperando ordenes.

-Llevadla al Juicio de los Árboles- Les ordenó

-¿Cómo has dicho?- El satiro rubio no ocultó su incredulidad-Eso debe decidirlo un anciano, no tu.

-Ve a ver al anciano y dile que le has negado el Juicio a ella. ¿Lo has visto enfadado alguna vez?-Respondió ella en un tono que no admitía discusión- Yo hablaré con él

Los sátiros levantaros el cuerpo a toda velocidad, y se marcharon seguidos por Mesalina.

Sir Edward alzó la voz

-¡Mesalina!. Hay otro herido que atender.

La sátira se giró buscando ayuda y su vista tropezó con una driade que estada en el otro extremo de la sala pintando una gran mural. El hada estaba tan metida en su tarea que parecía no haberse enterado de nada. Se afanaba en esbozar un dibujo de enormes dimensiones, apenas esbozado con algunos colores. Representaba un feroz dragón con las fauces abiertas.

-Rizel, encárgate tú.

La driade se giró asombrada, tenía un pegote de pintura roja en la nariz.

-¿Yo? ¿De qué me encargo?-Pregunto retirándose un mechon de pelo color ciruela de la cara con el dorso de la mano.

-Lleva al goblin a la enfermería, por favor. Asegúrate de que lo atienden como es debido.

La driade se giró hacia Sir Edward y el goblin contemplándolos un segundo, luego se volvió a mirar su dibujo fastidiada.

-Está bien- Se resignó dejando el pincel y la pintura con cuidado en el suelo-Pero si me estáis interrumpiendo cada dos por tres no acabaré de hacer escamas en la vida, si al menos….

Rizel no acabo la frase porque Mesalina sencillamente ya no estaba allí para escucharla. La driade se limpió las manos sobre su vestido de corteza y se acercó hasta donde estaba Sir Edward. Su enfado se disolvió de inmediato. El sidhe estaba arrodillado en el suelo intentando calmar a al goblin, que luchaba por levantarse del suelo.

-¿A dónde se la llevan?¿a donde se la llevan?-Preguntaba. Los ojos del duende eran vidriosos y estaba sudando. Deliraba

Solo había que mirarlo para darse cuenta de que el duende estaba agotado, pero que su preocupación era aun mucho mayor que su dolor o su cansancio. Rizel se agachó a su lado.

-Tranquilo-Le susurro-Tranquilo. Estará bien. Ahora vamos a encargarnos de ti.

El goblin se volvió a hacia ella.

-¿Cómo es que hablas mi idioma?- Le preguntó confuso.

-No hablo tu idioma, ni tú el mío. Esto es Fuegovivo, aquí todos nos entendemos.-Contestó suavemente.

Rizel puso su mano sobre la frente del goblin. Yirkash pudo oler la oler la pintura antes empezaran a pesarle los párpados. El paisaje a su alrededor se desdibujaba, las fuerzas se le diluían y con ellas se iban toda las preocupaciones, la ansiedad, el dolor. Comprendió que era un hechizo de sueño justo en el momento en que se le cerraron los ojos.

Lo despertó un sonido totalmente desconocido, le recordaba el sonido de un silbato solo que en este caso era mas melodioso, repetía las tres mismas notas una y otra vez en una variedad de tonos que parecía inagotable, sonaba tan lejos como un sueño. El herrero tardó mucho rato en acostumbrarse a la deslumbrante luminosidad que lo envolvía, antes de ser capaz de distinguir donde estaba, antes incluso de empezar a recordar sintió el roce calido de unas sabanas sobre la piel. Estaba tumbado en una superficie blanda y se sentía mareado y débil. Al final las imágenes empezaron a enfocarse y los recuerdos retornaron. Tenia el brazo izquierdo inmovilizado con un firme cabestrillo y mas manos pulcramente vendadas. Yacía desnudo en una cama muy lejos de su montaña. La idea de haber sido desnudado y aseado por manos desconocido lo hizo sentir incomodo. Los goblin tienen una extraña idea del pudor y él hacía muchos años que no se bajaba los calzones ante nadie. Intentó incorporarse, recordó a Sir Edward, a Silvio, recordó a Patrick y Nanyalin moribunda. Una punzada de alerta lo hizo estremecerse ¿Dónde estaba Nanyalín? ¿Qué había sido de ella?

Recorrió la estancia con los ojos. A su lado habia una mesita baja con una modesta jarra llena de agua y un vaso. Estaba en una habitación pequeña, con gruesas vigas de madera que sostenían un techo muy alto. La luz del día, de su primer día fuera de la montaña, se colaba por una ventanita estrecha y enrejada. La ver la reja se alarmó, se incorporó haciendo un enorme esfuerzo. La puerta, cerrada de par en par, no tenía picarporte, ni pestillo. Un escalofrío le recorrió la espalda, salió de la cama como pudo y se tambaleó torpemente hasta la entrada. Sus sospechas se confirmaron al intentar abrir la puerta. El sidhe lo había engañado, estaba prisionero.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Para las fechas

A ver si nos toca la lotería a todos este año, mientras podemos cantar:

jueves, 3 de diciembre de 2009

DamaMirlo

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Por si no se puede leer bien en la dedicatoria pone: "Un besico en la concha para Concha, aquí tienes tu primera DamaMirlo, no es una obra de arte pero espero que te guste. Muchos besicos. Kao Chan"

Graciosas y simpáticas referencias no muy veladas al sexo oral aparte (cosa que me encanta)Kao chan me manda a la primera DamaMirlo de mi particular galería de arte, que cada vez es mas grande y al final necesitare una habitación para ella sola. Es un dibujo precioso y la verdad es que ha sido una grata sorpresa encontrarlo junto a Dujal en su caja. La Amparita es una de esas inolvidables personas que este hobbie muñequil me ha hecho conocer y de esas de las que te alegras ser amiga, porque desprende vibraciones positivas aunque ella no se lo crea.
Me encanta el dibujo. Y este finde actualizo el blog. De verdad de la buena.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Decisiones

La primer vez en mi vida que escribo un fanfic, y claro solo podía ser de Sandmand, espero que Neil Gaiman me perdona. Muchas gracias a Sonia por darme la idea sin ella saberlo.
Espero que la niña lacia lo lea y se anime un poco


Ella les amará con una ley común,
Una voluntad del Eterno Reino.
Ya no estarás condenado al lento
Y eterno dolor mortal.
Alexander Alexandrovich Blok.

La hizo levantarse un rumor, un batir de alas.

Al alzar los ojos vio el cielo invernal, frió como un cristal de hielo lleno de estrellas que parpadeaban débilmente ahogadas por el brillo de una luna inmaculada y enorme, tan cercana que casi se podía tocarse. Era un espectáculo muy hermoso, mucho mas que el ofrecía su cuerpo que yacía a sus pies, maltrecho y roto. Nicasia se miró las manos, estaban intactas. Solo necesitó eso para comprender que estaba pasando.

-Bueno esto se acaba aquí- Nunca había pensando demasiado en la muerte, al menos no en la suya, le parecía una manera morbosa de perder el tiempo. Si tenía dudas sobre como sería o sobre si la recibiría con dignidad siempre solía pensar “ya lo averiguaré” y pasaba a ocupar su mente con cosas mas practicas. La metafísica no era para ella. Y ahora estaba muerta y no sentía miedo, ni angustia…esas cosas eran asuntos de los vivos. Le parecía justo, los muertos se merecen descansar.

Contempló a Yirkash afanarse sobre unos leños intentando hacer fuego, ¿Qué sería de su hermano en el mundo exterior?¿Que le pasaría? Eso si la preocupó.

-Estará bien-dijo una voz a sus espaldas-Sabe cuidarse

Nicasia se volvió, en mitad de la oscuridad casi a su lado había una mujer, la mujer más hermosa que hubiese sido capaz de imaginar. Vestía completamente de negro y su piel era blanca, reluciente como la plata más pura, el pelo negro le caía sobre los hombros con una cierta indisciplina. Su colgante brillaba en mitad de la noche, pero no tanto como su cálida sonrisa.

-Vaya- la nocker no sé sobresaltó-Jamás te habría imaginado así y eso que tengo la sensación de haberte visto antes

La mujer asintió sonriendo de nuevo

-Pocos lo hacen, y si nos hemos visto antes. Yo hablo con todos vosotros dos veces.

-Cierto ahora lo recuerdo, dijiste cosas que me habría venido bien recordad en vida.

-En cierto modo lo hiciste. Nunca olvidáis del todo

-¿Y ya está? ¿Esto es todo? ¿Qué pasa ahora?

La mujer contempló la luna

-¿Te apetece dar un paseo?-Preguntó con amabilidad

-Carajo, no veo por qué no.

-Pues ven conmigo.

La ingeniera comenzó a andar, ya no cojeaba pero no se extrañó, era una de las cosas que menos le importaba dejar atrás.

-Veo que no estas asustada.

-Nunca me diste demasiado miedo, tenerle miedo a lo inevitable es una perdida de tiempo. Me preocupaba mas cuando le tocaba el turno a los demás.

-Curioso- La mujer se sentó en un tronco de árbol caído-¿Y eso?

-Cuando no crees que haya otro mundo mas allá o como coño quieras llamarlo, la muerte es algo para lo que no hay consuelo. Un santurrón me dijo una vez que ese era el castigo de los ateos. Yo me enfadé y le contesté que la falsa esperanza es la recompensa de los crédulos, pero en el fondo tenía razón.

-No hay un camino más fácil que otro. He visto bastantes cosas y eso lo sé de seguro

Nicasia sonrío y volvió a alzar la vista al cielo

-Se me hace raro estar aquí hablando contigo, pensé que eras más de jugar al ajedrez con campesinos, envolverte con sudarios y esas cosas.

La mujer soltó una carcajada, una cascada de risa feliz y contagiosa.

-Se me da fatal el ajedrez, la verdad…

-Marsias era un gran jugador-De repente la ingeniera se puso seria-¿Volveré a verlo?

-Eso tendrás que averiguarlo por ti misma-Respondió su compañera, sus ojos brillaban bajo las estrellas, negro y hermosos. En ellos no había ninguna respuesta, solo calma.

-Me gustaría tanto volverlo a ver. No me arrepiento de nada de lo que he hecho, pero lo que no hice, lo que lo que no le dije, eso si que fue un error.

-Lo amabas

-Muchísimo y tardé demasiado tiempo en darme cuanta. Él siempre estaba ahí ¿sabes? Pensé que siempre lo estaría. Debí decírselo, decirle que lo quería- Volvió la cara hacía ella esperanzada -¿Hay algún modo de traerlo aquí? ¿Solo un momento?

La mujer negó con la cabeza.

-Lo siento no se puede regresar de las Tierras sin Sol, ni siquiera yo puedo traerlo de vuelta.

La peliblanco dejó caer los hombros decepcionada y se sentó junto a ella con la cabeza gacha. Cogió una rama, y se pudo hacer dibujos entre la hierba mientras hablaba.

-Ha sido una buena vida a pesar de todo, la he luchado, la he disfrutado, jamás me he rendido. He disfrutado todo el camino, lo bueno y lo malo

-¿Quieres decir que nunca has estado triste? Dicen que la tristeza es la felicidad de la gente inteligente.

Nicasia arqueó una ceja con gesto de elocuente desacuerdo

-Claro que he estado triste, más veces de las que hubiese querido pero solo el tiempo justo y necesario. Siempre he pensado que la gente inteligente sabe superar los obstáculos, no me considero demasiado brillante pero supe salir adelante. He tenido mi ración de miseria, mas que de de sobra y si algo pude averiguar es que llorar solo ayuda un rato.

La mujer se levantó y extendió los brazos ofreciéndole un abrazo.

-Dame la mano.

La nocker la contempló, allí de pie con su sonrisa acogedora y su mirada amistosa. Toda ella era una promesa de paz. No mas luchas, no más tirar de los días uno tras otro. Abrazarla y desaparecer…No le apetecía volver, volver esa piel llena de heridas y huesos rotos iba a doler y Marsias no la estaba esperando. Pero su hijo si y Yirkash y Patrick. Obligaciones, gente que dependía de ella.

-¿Qué decides Nicasia?

La vida es una encrucijada de decisiones.la ingeniera sonrió y miro a la mujer con anhelo.

Decisiones….

martes, 27 de octubre de 2009

all soul night



Se acerca Samhain, estoy preparando una entrada especial para tan magna ocasion y espero que os guste. Atentos al blog porque mañana o pasado actualizo por fin!!!

viernes, 16 de octubre de 2009

Porno fantasticular

No me considero escritora, soy más bien alguien a quien le gusta escribir, que lo hace para llenar su tiempo libre de un modo que evite que se me quede frito el cerebro (algo que mi medico asegura que pasará si no lo uso). ¿Me gustaría ver alguno de mis disparates publicados? Mentiría si dijese que no, pero tampoco es algo que me hiciese sufrir si no ocurriese, ni todo el que publica tiene talento ni todo el que se queda sin publicar es un fracasado. En estos momentos este blog me hace sentir satisfecha y me realiza, aspirar a mas no es nada malo pero lo importante es todo ese rollo del carpe diem y de subirse a los pupitres al grito de “oh capitan, mi capitán”. (Esto, niños, podría ser un claro ejemplo de la frase “el que no se consuela es porque no quiere”. Pero yo os juro por el alma inmortal de Johnny Depp que lo digo de corazón)

Lo único jodido de este hobby es que claro, hay que aprender, perfeccionarse y en fin intentar ir haciéndolo mejor a cada rato y este es un terreno espinoso. Tengo la suerte de conocer a gente sincera y critica que me pone los puntos sobre las ies, sus consejos me han ayudado mucho, pero llegó el día que quise conocer la opinión de gente que como yo se dedicase a esto de escribir. Durante un tiempo la interrelación con otros escritores amateurs fue una experiencia de la que aprendí, aprendí que la próxima vez que tenga una idea igual de brillante debería metérmela por el culo y colgarme del techo de la cocina para hacer las veces de foco.

Os cuento, me apunte un cursillo baratito de la universidad sobre “creación literaria”, fui a charlas e intenté meterme en el mundo del aspirante a escritor con el fin de enriquecerme de la experiencia. Lo que me llevó a verme rodeada de gafapastas que hablaban de libros que estaba segura que la mitad no se habían leído (tal vez vieron la peli) Libros muy de manual para culturetas tipo “El lobo estepario” “on the road”.En fin, yo soy una analfabeta integral que le voy a hacer, cuando me preguntaron que cual era mi libro de cabecera les respondí que tenía muchos y que me costaría decidirme por uno solo, pero que los libros que me animaron a escribir fueron ”El hobbit” y “La historia interminable” (tenia 15 años y era una cría rarita). Practicamente todo el mundo me torció la cara, luego les dije que era fan de Gianni Rodari pero pocos sabían quien era ese hombrecillo pequeño que siempre llevaba calcetines blancos, Roald Dahl, que aunque muchos no se lo creen escribió tambien para adultos, de hecho el argumento de “Psicosis” esta sacado en parte de un cuento suyo llamado “el huésped” que podéis leer en libro “Relatos de lo inesperado”. El caso es que no acabaron de tomarme en serio, Lovecraft, Howard y Le Fannu son cosas para gente friki, nunca para escritores serios. Cuando uno de los alumnos del curso me preguntó que en que genero englobaría mi blog yo le conteste que los blogs no tienen genero. (Mentira el mío es una chica y se llama Matilda). No contento con dejarme bizca de puro desconcierto volvió a la carga “¿Pero no estas escribiendo una novela?” Joder ahí si que me pilló, vamos me pasó por encima todo el Expreso de Medianoche y justo detrás el Tranvía llamado deseo. ¿Yo estaba escribiendo una novela? Pues nunca lo había pensando, pensaba en esto como “el cuento” (es largo para un cuento pero, cojones, comparado con Lost es corto y realista) el caso es que no supe que contestar y la gente me catalogó rápidamente de fanfikera loca que escribe sobre haditas. El espíritu de la escalera este famoso de los franceses nunca acudió en mi ayuda para darme una respuesta brillante aunque fuese tarde. ¿En que genero englobaría las cosas que escribo? Pues no lo sé y como me he apuntado a un master de escritura porque soy humana y tropiezo a menudo con la misma piedra, tendría que pensar una respuesta impactante, que suene bien aunque no signifique una mierda. Hoy Vimpela ha bajado de los cielos del facebook y me ha dado la respuesta. Si me hacen la peliaguda pregunta contestaré: “Porno fantasticular con tintes de drama del sur del Arda”. Porno hay poco por ahora, aunque estoy a tiempo de poner más, el sexo el algo que siempre se agradece y da morbete. Lo importante es que suena contundente y casi nadie lo va a entender. Voy a quedar de puta madre

martes, 13 de octubre de 2009

¿Martes o viernes 13?

He perdido el pendrive donde estaba escribiendo la siguiente entrada, se ha desvanecido en el aire o mis gatas lo han usado de pelota de fútbol, el caso es que trataba de superar semejante desgracia, cuando el hombre calvo con el que vivo ha entrado por la puerta (hay días que lo hace por la ventana)y me ha reñido por dejarme, otra vez, las llaves puestas en la cerradura y es que este muchacho con los años se esta volviendo muy quisquillosito con esos pequeños e insignificantes detalles. Después he intentado ir a un cajero, dos de ellos me ha chuleado y el tercero ha intentado cobrarme una comisión desorbitada de mi miserable tarjeta de débito. Así que he vuelto a casa pobre y apaleada por este cumulo de desgracias y al mirar el calendario he entendido de inmediato la razón cósmica de tanta malafollá. Hoy es martes 13!

Es curioso que España sea el único país donde es el martes el día nefasto y no el viernes. (Friday en Inglés y Freitag en alemán)ambos proceden de la diosa Frigga, para las tribu escandinavas y germánicas esta diosa representaba el amor y la fertilidad, pero cuando el cristianismo llegó hasta estas gente, eso de que una mujer andase por ahí publicitando el sexo divertido y sus frutos pasó a estar muy mal visto. El cristianismo la convirtió en una bruja seductora que habitaba en la cumbre de una montaña y atraía a los incautos, o quizás no tan incautos, con sus perversos encantos femeninos. Se creía que la diosa, muy enfadada por haber perdido su culto, celebraba cada viernes una reunión con otras once brujas, a las que acudía el demonio en persona (y ya eran trece en la fiesta) y conspiraban para causar todo tipo de desgracias a los mortales. Desde Escandinavia esta idea llegó al resto de
Europa.
¿Y España? Buena pregunta. No hay datos fiables de porque es el martes y no el viernes el día de mal agüero, aunque algunos lo relacionan con Marte, el dios romano de la Guerra. A fin de cuentas ¿hay algo mas desgraciado que una guerra?

jueves, 8 de octubre de 2009

Memorias de seda

Poco a poco mi segundo hijo secreto "Memorias de seda" se convierte en lo que debería ser. Le estoy dedicando menos tiempo del que debiera y es una canallada porque la idea es buena. Me siento a escuchar alguna música agradable y pienso en colores, en lo que debe ser la capacidad de dar forma en un papel a lo que solo son susurros en tu cabeza. Pienso en todos los dibujantes que conozco y sobre todo pienso en la domadora de dragones, a fin de cuentas si alguna vez esas memorias ven la luz será por ella y por los chupitos de moscatel de las noches solitarias


"Y al despertar sentía que los recuerdos se le escapaban sin que pudiese evitarlo, tratar de retenerlos era como intentar aferrarse a un tejido suavísimo en mitad de un huracán. Sus propias ideas se le escapaban entre los dedos. Su vida se deslizaba fuera de su alcance. Al final se quedaba en la cama, con la mente en blanco y las sabanas manchadas de acuarelas"


En breve nueva entrada de "La corte·

lunes, 5 de octubre de 2009

Suertuda

Dicen que a una persona se la puede juzgar por los amigos que tiene, no es mi caso. No porque no me merezco a los amigos que tengo, me considero una persona afortunada porque estoy rodeada de gente que vale mucho mas que yo y que me dan la oportunidad de aprender de ellos.


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Kurai me hizo esta dibujo hace mucho tiempo y nunca me acordaba de colgarlo. Ha captado totalmente a Isma´il (es su mayor fan). Es de esas personas que que tienen un talento enorme y un corazón a juego.

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A Sairon la he conocido de pura casualidad, pero he descubierto que tenemos mucho en común, tiene una risa contagiosa y da gusto hablar con ella.

Definitivamente soy una persona con suerte.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Las nubes del Guardian del Cielo

Antes de seguir con las aventuras y desventuras de Dujal y compañía, un minirelato sobre los guardianes.

No, no aparta a dos almas amadoras
adverso caso ni cruel porfía:
nunca mengua el amor ni se desvía,
y es uno y sin mudanza a todas horas
William Shakespeare


A veces la belleza se clava en el corazón como un dardo que la tristeza retuerce. Las Puertas del Viento se recortaban contra un perfecto cielo azul radiante como dos gigantescos colmillos de ébano pulido. Había sido un largo día de calor, pero ahora que la luna empezaba a asomar sobre el desfiladero se había levantado una brisa leve y fresca que aliviaba los rigores del verano. Los grillos aceptaban el relevo de las cigarras y en algún lugar entre los árboles un búho anunciaba con sus gritos que acababa de despertarse. Su mujer salió del arroyo con los restos de una corona de flores blancas, enredados entre sus empapados cabellos castaños. Pequeños surcos de agua se deslizaban por su piel canela, bajaban por sus pechos y recorrían el delicioso sendero que iba de su nariz a sus labios entreabiertos. Ella era más hermosa que todos los atardeceres, mas que todos los días perfectos que pudiese haber en mil años. Pero no podía contemplarla sin sentir ese pinchazo de dolor de en las entrañas, la larga cicatriz que cruzaba su rostro, la que había cerrado su ojo derecho para siempre era como un recordatorio constante de lo poco que se merecía su amor. No se explicaba como Ada seguía amándole a él, que la había arrastrado de desgracia en desgracia desde que había entrado su vida. Él que era incapaz de darle todo lo que se merecía. El ojo que faltaba en el rostro de su amada era la evidencia de cuanto había fracasado en su intento de estar a la altura de su cariño. Y por eso no podía contemplar su rostro sin sentir su merecido pellizco de culpa.

Samir apartó la vista, y maldijo entre diente. Malditas hadas traicioneras y maldito aquel mundo insignificante en el que vivían como mendigos. Solo habría podido soportarlo, era un sacerdote y su destino siempre había sido la austeridad, pero ella…en otro mundo había sido una princesa, rodeada de lujos y placeres. Renunció porque se encaprichó del muchacho inocente que una vez debió ser, y cuando su amor quedó al descubierto en lugar de negarlo y volverle la espalda, abandono su trono para seguirlo a un exilio vergonzoso. Dejó toda su vida atrás con la cabeza alta, orgullosa y erguida, como una fortaleza. Si alguna vez había lamentado aquella decisión, Ada jamás lo había demostrado. La primera noche que pasaron lejos de la casa a la tal vez no volverían nunca, hicieron el amor sobre la hierba empapada de rocío. Lo recordaba, recordaba su risa “somos libre mi amor, mi dulce sacerdote” le había susurrado al oído antes de guiarlo hacía su interior. Pero él tenía miedo, sabía que acabaría por darse cuenta del error que había cometido y entonces se arrepentiría.

Los siglos pasaban y Ada no lo odiaba.

El día que perdió el ojo el no estaba a su lado. No pudo protegerla porque estaba demasiado preocupado persiguiendo una falsa esperanza. La dejó sola y aquel miserable sidhe, aquel ridículo insecto de mirada helada había mancillado el rostro más hermoso de todas las eternidades. Si él no hubiese sido tan necio, ese espantajo noble estaría colgando de sus tripas y ella no habría tenido que sufrir por si estupidez. Entonces pensó que se lo reprocharía, que lo culparía por abandonarla. Nunca lo hizo. Era mas de lo que podía aguantar, él no se merecía aquel amor abrumador, sentía que no podía corresponderlo en su justa medida.

Una mano húmeda se posó sobre su espalda, ligera como un pájaro, Samir miró por encima de su hombro. Ada lo contemplaba con un dulce mohín de reproche.

-Otra vez pensando demasiado…-Le dijo resignada.
-No puedo evitarlo-Contestó con amargura.

Su esposa se sentó a su lado y le pasó los dedos por los cabellos nublados.

-Antes tenías el pelo rubio como el sol y la culpa lo has ensombrecido. No quiero ser la causa de ese dolor. ¿Es que no eres capaz de entender que solo necesito tu amor?

Samir agachó la cabeza. No, no era capaz. Él tenía tan poca cosa que ofrecer.

-Algún día te vengaré- Le prometió besándole la mano-Algún día te daré todo lo que necesitas.

Ada le echo los brazos alrededor del cuello.

-Mi dulce sacerdote del cielo- Le dijo con dulzura- Tu eres cuanto necesito. Solo quiero que sonrías para mí.

El sacerdote acarició la mejilla de su mujer.

-Te amo.

-Lo sé.

Ada lo beso en los labios, primero dejó caer sobre ellos un roce suave, como una llovizna de verano y después apretó todo su cuerpo y su olor a flores contra el cuerpo del sacerdote.

-No necesito venganzas, no necesito belleza, ni siquiera necesito ojos. Solo te necesito a ti.

Samir le devolvió el beso a su esposa. Era increíblemente dichoso, pero sabía que la tristeza estaba allí, alteando como una mariposa negra sobre un campo de girasoles. El cielo es demasiado grande para estar libre de nubes.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Strawberry Fields



Últimamente pienso mucho en esto de
"Living is easy with eyes closed, misunderstanding all you see.
It's getting hard to be someone but it all works out.
It doesn't matter much to me."

Y es que parece que a los políticos les divierte ponernos las cosas cada vez mas difíciles. Lo que daría por cerrar los ojos y olvidarme de todo!!!

jueves, 27 de agosto de 2009

My home is my castle!!!

Eso dicen los ingleses y tienen razon, que cojones. La verdad es que a mi eso de "la Republica independiente de mi casa" no me acaba de encajar. Mi casa será un regimen feudal y desde luego yo pienso ser reina y señora de mis dominos, a los presidentes de las republicas los derrocan muy facilmente (si no mirad la historia reciente de cualquier país de sudamerica) pero librarse de un señorío feudal, eso es otra cosa...
El caso es que el otro dia fuimos a la obra a enseñarles a mis padres como va avanzando la cosa y se paso mi padre se deleitó haciendo unas fotos. Y no puedo evitar la tentación de enseñar algunas. Porque estoy deseando acabar obras y estrenar MI casa

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Fachada señorial...

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Escalera de entrada, bien custodiada por un troll (dios que mal salgo siempre en las fotos)

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Patio y entrada de la cocina

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Salon, con su aire acondicionado central

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Terraza (da a mi dormitorio)

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Armario empotrado (de mi dormitorio)

Y ya esta bien de fardar!!! la proxima entrada lo prometo sera la continuacion de "La Corte de los Espejos" He estado de vacaciones pero es hora de retomar la tarea

lunes, 13 de julio de 2009

Las dos damas acechan

¿Que miran las gatunas? ¿que es tan interesante? A veces se quedan las dos mirando un punto indeterminado fijamente, con los ojos muy abiertos y las orejas tiesas. Preparadas para el ataque. Pero nunca se que cojones ven ellas que a mi se me escapa.

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Y me tienen la silla de acechar hecha un asco, estoy harta de cepillar la tapicería.
Lo que me aburriría sin mis gatunas...

lunes, 8 de junio de 2009

1916



Cuando mi hermano era un joven aspirante a heavy solia poner los discos de moterhead a toda leche...luego yo me colaba en su habitación y hacia algo que odiaba, toqueteaba sus discos (tienen canciones geniales)sobre todo 1916 la escuchaba una y otra vez. La letra pone los pelos de punta y la voz rasgada de Lemy es apoteosica. Pasan los años y sigo adorando esta canción.

16 years old when I went to war,
To fight for a land fit for heroes,
God on my side,and a gun in my hand,
Counting my days down to zero,
And I marched and I fought and I bled
And I died & I never did get any older,
But I knew at the time, That a year in the line,
Is a long enough life for a soldier,
We all volunteered,
And we wrote down our names,
And we added two years to our ages,
Eager for life and ahead of the game,
Ready for history's pages,
And we fought and we brawled
And we whored 'til we stood,
Ten thousand shoulder to shoulder,
A thirst for the Hun,
We were food for the gun,and that's
What you are when you're soldiers,
I heard my friend cry,
And he sank to his knees,coughing blood
As he screamed for his mother
And I tell by his, side,
And that's how we died,
Clinging like kids to each other,
And I lay in the mud
And the guts and the blood,
And I wept as his body grew colder,
And I called for my mother
And she never came,
Though it wasn't my fault
And I wasn't to blame,
The day not half over
And ten thousand slain,and now
There's nobody remembers our names Í
And that's how it is for a soldier

martes, 2 de junio de 2009

Barcelona, arquitectura faerica, facebook y el Dr who

No, no es el título de una peli gafapasta, ni tan siquiera de una burda serie z de bajo presupuesto es más bien un resumen de estos días intensos. Y un resumen muy conciso, como debe ser.

Hace ya la friolera de tres añitos que me fui de Barcelona, desde entonces trato de volver al menos una vez al año. Es una ciudad que me fascina y me dolió mucho dejarla. Irme me alejó de amigos muy queridos a los añoro mucho más de lo que ellos sospechan, puede que sean un hatajo de góticos, artistillas e informáticos del metal pero se hacen querer y a ratos daría un pie por poder tomarme una coca cola con cualquiera de ellos…En fin, lo de quedarse no pudo ser por razones económicas. No me quejo ahora tengo pasta, puedo darme caprichos, tengo un trabajo que me gusta y he conocido a gente maravillosa. Y aun así, a veces sueño que me voy andando por la Puerta del Ángel y me paro en la tiendas en las rayas (una tienda de ropa maravillosa y barata) o me siento en la Plaza del Rey, en los callejones del Barrio Gótico. Hay una pastelería que hace unos bollos cojonudos rellenos de crema. Añoro Barcelona y negarlo sería decir una mentira muy gorda. Pero el hogar esta donde el corazón se encuentra y el mío está al lado de cierto ser que nunca tuvo muchas ganas de quedarse.

Esta visita era especial porque iba con mi madre y tenía ganas de enseñarle MI Barcelona y en la medida de lo posible lo he hecho, aunque claro ha sido imposible verlo todo. El parque Güell estaba casi entero cerrado por restauraciones y la Pedrera cuesta la friolera de 20 eurazos, así que mi señora madre dijo que ya le valía a los (palabrota) catalanes de los (palabrota) y que fuésemos a ver otra cosa más asequible. Soy una hija obediente (y pobre) así que le di gusto. Aunque me dio pena porque me habría gustado que viese la extraordinaria arquitectura de Gaudí, yo tuve la suerte de poder visitar la Casa Batlló en una jornada de puertas abiertas y me dejó la boca igual que las puertas, de par en par. Parecía construidas por las hadas, hoy me cuesta mucho imaginar un edificio de la Corte de los Espejos si esas formas sinuosas, sin el deslumbrante color y la alegría de los azulejos…El modernismo me pone burra, que le vamos a hacer. Aun así ha sido una buena visita y la he disfrutado, además de paso vi a mi matrimonio maño favorito en un encuentro breve pero intenso, como un “aquí te pillo, aquí te mato" cualquiera.

Una de las consecuencias de este viaje es “El frente de liberación gótico jovial” me rogó que me abriese una cuenta de Facebook para mantener el contacto y les he hecho caso y es una puta mierda, no me entero de nada y por mucho que miro y remiro no le veo el sentido. Esto de las redes sociales es un timo, os lo digo yo. Tenemos chats, tenemos teléfonos, emilios, blogs, foros y no sé cuantas cosas más. ¿De verdad necesitamos tanta chorrada para comunicarnos ? Total luego no decimos nada importante. El Doctor (Who) tiene razón, somos unos pretenciosos simios estúpidos, siempre se nos pasa por alto lo esencial. Donde estará la Tardis…. Quiero volver a Barcelona y volver, volver, volver como decía la canción

sábado, 23 de mayo de 2009

Yo quiero ser...



Cuando era joven me sentia muy identificada con esta canción, y ahora soy menos joven y esta frase "but i need a job so i want to be a paperback writer" sigue siendo el resumen de mis sueños.

Y si, este fin de semana actualizo...



Paper back writer (paperback writer)
Dear Sir or Madam, will you read my book?
It took me years to write, will you take a look?
It's based on a novel by a man named Lear
And I need a job, so I want to be a paperback writer,
Paperback writer.

It's the dirty story of a dirty man
And his clinging wife doesn't understand.
His son is working for the Daily Mail,
It's a steady job but he wants to be a paperback writer,
Paperback writer.

Paperback writer (paperback writer)

It's a thousand pages, give or take a few,
I'll be writing more in a week or two.
I can make it longer if you like the style,
I can change it round and I want to be a paperback writer,
Paperback writer.

If you really like it you can have the rights,
It could make a million for you overnight.
If you must return it, you can send it here
But I need a break and I want to be a paperback writer,
Paperback writer.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Que pena



Una lastima...está claro que la movida se cobra su precio

domingo, 3 de mayo de 2009

Por esos momentos


My funny valentine
Urcloud.com

Is your figure less than greek
Is your mouth a little weak
When you open it to speak
Are you smart?

But dont change a hair for me
Not if you care for me
Stay little valentine stay
Each day is valentines day

"My funny Valentine"

Unos ojos azules, duros y distantes, que lo miraban todo con un gesto desdeñoso. Y la manera de tenia de arrugar la nariz cuando estaba enfadada. Usaba las palabras con una precisión de cirujano, palabras duras, desnudas y crudas que escupía con una lengua afilada y libre de dobles intenciones. Palabras certeras como flechas. A cuantos habían desarmados esos labios mordaces y esos brazos en jarras sobre la cintura. Muchas veces podía resultar cruel, pero a su modo casi siempre era justa. La gente había aprendido a odiarla por aquellas cosas pero él la amaba porque por encima de estos detalles había una sonrisa secreta que se dejaba ver muy de tarde en tarde. A veces ella curvaba los labios y agachaba la cabeza avergonzada, intentando ocultar un pequeño momento, el momento en el que su rostro resplandecía de alegría.
Él hubiese podido tener a cualquiera hada, pero en la Corte nadie más tenía el secreto de esa sonrisa.
El secreto de una luz breve.
Ella y solo ella. Para bien o para mal

sábado, 11 de abril de 2009

Para no olvidar

Aprendí la vida
con tu muerte:
mis ojos se velaron apenas,
y encontré en mí
no el llanto,
sino las armas
inexorables

Pablo Neruda

Hay muchas maneras de decirlo: “hace dos años que no está con nosotros, hace dos años que se fue…”siempre me ha parecido absurdo rodear la verdad con palabras difusas, si esconder las verdades detrás de frases corteses pudiese cambiar las cosas, los poemas serian armas que no explotan. Y todos sabemos que la poesía no lleva a ninguna parte. La verdad solo es una, la digas como la digas. En nuestro caso la verdad es que hace dos años que moriste. Ninguna palabra, por hermosa que sea cambiará eso. Ningún poema te traerá de vuelta; escribiría miles si pudiese resucitarte, aunque eso no sirviese para que dejases de odiarme rimaría como una loca. Como no lo hará prefiero hablar en prosa. Y no hablo para ti, esas chorradas del más allá no me convencen, hablo para mí. Hablo porque hace dos años que llevo una espina en corazón, una púa de hierro que me forje yo solita el día que decidí dejarte. Hablo porque te recuerdo, recuerdo cada beso y cada risa. Recuerdo cada grito y cada crueldad, Nos amamos mucho, y nos odiamos más aun de lo que llegamos a amarnos jamás. No podía ser de otra forma, pusimos saña en hacernos daño, del mismo modo que pusimos el alma en amarnos.

Suele pasar…la historia está llena de grandes amores que acaban mal, el mundo no se detiene por eso. La vida no se detiene. Llegue a aborrecerte, fui cruel contigo, disfrute cada desprecio porque pensaba que te lo merecías, porque quería borrarte de mi vida, quería considerarte un error terrible. Necesitaba llenarte de defectos porque de otro modo seguiría amándote y ya no quería. Hoy podría disculparme; decir que era demasiado joven, que era impaciente, que era impulsiva ¿Qué cambia eso? Eso no cambia nada, ni borra nuestras terribles últimas palabras. Las cosas que nunca debí decir, las cosas que llegué a pensar. Es cierto que tú tampoco fuiste un ejemplo de santidad pero los muertos no tienen memoria, así que ya no importa. Yo en cambio sí recuerdo, recuerdo que fui injusta contigo. En el castigo está la penitencia, ahora lo sé. Lo supe el mismo día que me enteré de tu muerte y me descubrí llorando tu recuerdo. No te lo merecías. Tu merecías una vida larga, unos brazos llenos de amor alrededor de tu cuello, los hijos que soñabas tener y el viento del verano entre los maizales.

Fui injusta contigo y no me lo perdonaré. No puedo. Tengo que recordarlo para no repetir ese error, para no despedirme de nadie con rencor, para pensar antes de odiar. Eso me lo enseñaste tú, aunque es mas que probable que hubieses preferido no haberme dado esa lección jamás. Estoy segura de que mi pequeña mezquindad ya no significaba nada para ti, tampoco era algo en lo que yo pensase demasiado, seguramente con el tiempo habríamos llegado a olvidarnos por completo. Pero has muerto y yo no te olvido. No olvido que sonreías con los ojos llenos de luz, que cocinabas bien y que te gustaba escribir. No olvido que me llevaste a un campo de maíz y me hiciste escuchar a las cigüeñas.

Hace dos años que no olvido. Ahora procuro no despedirme de la gente que me importa con una mala palabra. Es fue lo que tu muerte me enseñó, lo que ojalá no hubiese tenido que aprender así.

He olvidado el rencor. Ahora me limito a recordar.

Te quise, te odie y aunque es tarde para decirlo, te perdoné.


(a Juan Manuel Villar Guerra. Mi Manx particular)

miércoles, 8 de abril de 2009

Cerrado por derribo



La llamaré otro día, hoy se me hizo tarde
de este modo tan cobarde de no decirnos que no...

Las pequeñas cobardías suelan cobrarse luego a precios muy altos. Así que no seáis cobardes

Y mañana actualizo

jueves, 19 de marzo de 2009

Investiga que algo queda...

Odio las bibliotecas, para una disléxica corta de vista con tendencia congénita al efecto Mr Bean , una biblioteca es una peligrosísima sucesión de pasillos exactamente iguales llenos de libros, precedidos de salas con estanterías llenas de libros, que también son sospechosamente parecidas entre ellas. En dichas salas suele haber mesas llenas de gente agobiada, que amontona ingentes cantidades de papeles manuscritos (o no) delante suya. Gente que espera que guardes silencio. Pedirme que no haga ruido más de treinta minutos, es como pretender que un hooligan se mantenga sobrio con Inglaterra en la final de los mundiales.

Ya en la universidad huía de la biblioteca como de la peste, jamás me quedaba allí a estudiar y si necesitaba algún libro hacía partidas de caza rápidas y furtivas. Sobre todo desde aquella vez que me agaché para atarme un cordón y volqué una estantería. Además, inexplicablemente, los bibliotecarios me odian…Mas cuando alguien lleva tantos proyectos por delante como la que suscribe a veces la visita a la biblioteca es imprescindible e inevitable. Y así fue como una mañana fresquita de Marzo cogí mi autobús y me fui a investigar. Misión: perseguir a los evasivos nockers y a los aun más escurridizos sluaghs.

Os explico; como alguno ya sabréis (y si no lo sabéis pues ya os lo estoy contando) empecé a escribir esta historia inspirándome en algunos de los personajes que usaba en mis partidas de rol de Changeling: The Dreaming, aunque con el tiempo el juego se me fue quedando pequeño y al final mi particular universo tenía muy poco que ver con el Mundo de Tinieblas de la White Wolf, seguía usando las razas del libro: nocker, pookas, boogans, sluaghs y demás, aunque también usaba otros tipo de de hadas de cómo leprechaunts, cluricans, ninfas, dríades, goblins y todo lo que se me ponía a mano. De hecho me puse a fisgar en cualquier libro de mitología/antropología que caía en mis manos y así descubrí que las razas de Changeling no se las había sacado de la manga White Wolf, ni mucho menos, ahí estaba los Aen Sidhe con su corte subterránea, los redcaps es su ruinas con sus macabras costumbres para teñirse la ropa, los boogans…Pero dos de mis razas favoritas se me seguían escapando. Los nockers y los sluaghs. Considerando que no descarto la posibilidad de intentar publicar esto algún día porque, que cojones, de ilusión también se vive, y que en ese caso pues más me vale no usar la propiedad intelectual ajena, me puse a buscar referencias como una loca, sin encontrar nada que me sirviese. Abandoné la busqueda durante un tiempo para atender otros asuntos mucho menos gratificantes hasta que la semana pasada decidí retomar mi epopeya en un drástico todo o nada, o encontraba algo sobre nockers y sluaghs o tendría que cambiarles el nombre. Así que me fui a la biblioteca y después de coger un montón de libros sin armar ruido, ni caerme, me senté en una mesa junto a un montón de agobiados opositores de magisterio dispuesta a sumergirme una piscina de datos faericos , decepción total, no encontré nada. Ni sobre ni sobre nockers, ni sobre sluaghs. Había encontrado cosas para mis otros proyectos pero eso estaba cantado, no era la victoria que buscaba. Y mira por donde llego al hogar y mi amado compañero sentimental me ha comprado un libro que se titula “Diccionario de la hadas” escrito por la Dr Katharine Briggs y publicado por la editorial Alejandría, abro el libro al azar y aparecen los:

KNOCKERS “golpeadores” (me cago en la puta estaba buscando en la letra equivocada)

Espíritus de las minas de Cornualles que ayudan a los mineros a encontrar las vetas de mineral dando golpecitos en ellas. Se sospecha que son los espíritus de los judíos que crucificaron a Jesucristo fueron mandados a estas minas para purgar su pecado trabajando. Las minas que contaban con dichos espíritus se conocían como “casas de judíos” . Estos Knockers suelen ser bondadosos son los mineros, siempre que estos no silben, ni marquen las vetas de mineral con la señal de la cruz, son muy celosos de su intimidad y celebran el Sabbath. Se les describe como hombrecillos pequeños de piel pálida.

En córnico la palabra knocker designa a los goblings.

El texto cuenta muchas cosas pero en definitiva si que existen y están emparentados con los goblins de un modo u otro. En el mundillo de “La Corte de los Espejos” de hecho los nockers son descendientes de los goblins. Para ser más exactos provienen de lo que se conoce como “el éxodo” o “la traición” (depende de en qué bando estés lo llamas de un modo u otro), nombre que designa el momento en el que un grupo de goblins, hartos de vivir bajo tierra y trabajar en las minas y en la herrería salieron a cielo abierto para seguir con sus labor de constructores y herreros a una escala menos limitada, con el tiempo dejaron de ser verdes y sus rasgos se suavizaron, convirtiéndose en nockers.

Ha sido muy divertido descubrir tantos datos de estas hadas…ahora resulta que al final Nicasia comparte conmigo hasta las raíces étnicas.

Sobre los sluaghs también encontré datos aunque no tan extensos

SLUAGHS (o la hueste). Conocidos como “los no perdonados” son las almas de los ángeles, que durante la guerra de Lucifer contra el Cielo no tomaron bando. En castigo por su cobardía vuelan entre el cielo y la tierra en grandes grupos (si, en grandes grupos, los cobardes son algo que siempre abunda en todas partes), lloran y gimen luchado entre ellos. También suelen aparecer en los lugares donde se han cometidos crímenes horribles. Suelen perseguir a los asesinas y a los perjuros, aunque a veces también hostigan a los humanos a cometer actos horribles. Dato curioso: disparan dardos envenenados que causan la muerte inmediata de quien los recibe. (Menos de Dujal a quien salvaron a tiempo).

En fin que pertenece al folclore popular con lo cual puedo usar los nombres como me dé la gana, tal y como estaba haciendo hasta ahora, sin que nadie venga a reclamarme nada.

Y no me hizo falta una biblioteca, tenía los datos en casa.

Por cierto fisgonear en busca de información es algo que siempre da frutos. Sin ir más lejos leyendo entradas antiguas del blog he descubierto que ya llevo escribiendo esta historia desde hace un año. Pero el merito es de los que lleváis desde entonces leyendo…Nunca sabré como agradecéroslo. De verdad muchas gracias por acompañarme durante este viaje.


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Y muchas gracias a Syney por el precioso dibujo que me regaló (enmarcado y todo) y que ya forma parte de mi “muro temático”

viernes, 13 de febrero de 2009

Felices Lupercalias

Si viviésemos en la Roma pre cristiana hoy celebraríamos las fiestas lupercales o las lupercalias, en honor de la Loba Capitolina, que amamantó a Romulo y Remo. Los romanos creían que esta loba era en realidad un fauno(ya sabéis cuernos, patas de cabra, flauta pastoril...)llamado Pan Liceo o Fauno Luperco que había tomado forma de loba para amantar a los niños ¿Por qué no tomó forma humana?es una gran pregunta, haced la ouija y poneos en contacto con un sacerdote romano del S II A C.
Unos sacerdotes especiales los lupercos (amigos de los lobos) iban los 15 de Febrero a
la gruta lupercal, lugar donde la loba había criado a los niños. Allí se sacrificaban una cabra y un lobo (o un perro) se los desollaba y se cortaban las pieles en tiras muy finas con las que se hacían látigos, armados de esta guisa y en pelota picada corrían por las calles de Roma salpicando sangre y azotando a todo el pillaban. Si te caía sangre o te daban un latigazo era señal de que estabas purificado y listo para procrear, así que te ibas corriendo a casa con tu pareja a darle al tema, eran fiestas de mucho follar. (Personalmente prefiero celebrar esto y no San Valentin, ademas no hay nada mas romántico que un somier bien usadito)
También solían reunirse los solteros y solteras, se sacaban dos urnas, una para hombres y otra para mujeres y se iban formando parejas de nombres. Estas parejas tenian permiso para convivir un año entero, si la cosa funcionaba podían casarse, si no, pues nada.
Los cristianos por supuesto no toleraron esta fiesta de libertinaje, sexo y emparejamiento fuera del matrimonio y la sustituyeron por la fiesta de candelarias bajo la advocación de un santo. Hay dos San Valentines posibles:

-Un obispo de la ciudad de Terni, (Italia), donde se encuentran los restos del cuerpo conservados en la homónima basílica, y donde el 14 de febrero es la fiesta patronal.

-Médico romano que se convirtió al cristianismo y se hizo sacerdote, que casaba a los soldados a pesar de que estaba prohibido, se consideraba que el matrimonio y la familia eran incompatibles con la carrera militar. Fue decapitado en el 270.

El Vaticano descolgó de los altares a San Valentin en 1969 por considerarlo un santo de origen mítico, como dato curioso os diré que ese mismo año es la primera vez que en España se celebra el San Valentin actual, tras una gran campaña publicitaria, inspirados por los buenos resultados de grandes almacenes ingleses y estadounidenses.