La primer vez en mi vida que escribo un fanfic, y claro solo podía ser de Sandmand, espero que Neil Gaiman me perdona. Muchas gracias a Sonia por darme la idea sin ella saberlo.
Espero que la niña lacia lo lea y se anime un poco
Ella les amará con una ley común,
Una voluntad del Eterno Reino.
Ya no estarás condenado al lento
Y eterno dolor mortal.
Alexander Alexandrovich Blok.
La hizo levantarse un rumor, un batir de alas.
Al alzar los ojos vio el cielo invernal, frió como un cristal de hielo lleno de estrellas que parpadeaban débilmente ahogadas por el brillo de una luna inmaculada y enorme, tan cercana que casi se podía tocarse. Era un espectáculo muy hermoso, mucho mas que el ofrecía su cuerpo que yacía a sus pies, maltrecho y roto. Nicasia se miró las manos, estaban intactas. Solo necesitó eso para comprender que estaba pasando.
-Bueno esto se acaba aquí- Nunca había pensando demasiado en la muerte, al menos no en la suya, le parecía una manera morbosa de perder el tiempo. Si tenía dudas sobre como sería o sobre si la recibiría con dignidad siempre solía pensar “ya lo averiguaré” y pasaba a ocupar su mente con cosas mas practicas. La metafísica no era para ella. Y ahora estaba muerta y no sentía miedo, ni angustia…esas cosas eran asuntos de los vivos. Le parecía justo, los muertos se merecen descansar.
Contempló a Yirkash afanarse sobre unos leños intentando hacer fuego, ¿Qué sería de su hermano en el mundo exterior?¿Que le pasaría? Eso si la preocupó.
-Estará bien-dijo una voz a sus espaldas-Sabe cuidarse
Nicasia se volvió, en mitad de la oscuridad casi a su lado había una mujer, la mujer más hermosa que hubiese sido capaz de imaginar. Vestía completamente de negro y su piel era blanca, reluciente como la plata más pura, el pelo negro le caía sobre los hombros con una cierta indisciplina. Su colgante brillaba en mitad de la noche, pero no tanto como su cálida sonrisa.
-Vaya- la nocker no sé sobresaltó-Jamás te habría imaginado así y eso que tengo la sensación de haberte visto antes
La mujer asintió sonriendo de nuevo
-Pocos lo hacen, y si nos hemos visto antes. Yo hablo con todos vosotros dos veces.
-Cierto ahora lo recuerdo, dijiste cosas que me habría venido bien recordad en vida.
-En cierto modo lo hiciste. Nunca olvidáis del todo
-¿Y ya está? ¿Esto es todo? ¿Qué pasa ahora?
La mujer contempló la luna
-¿Te apetece dar un paseo?-Preguntó con amabilidad
-Carajo, no veo por qué no.
-Pues ven conmigo.
La ingeniera comenzó a andar, ya no cojeaba pero no se extrañó, era una de las cosas que menos le importaba dejar atrás.
-Veo que no estas asustada.
-Nunca me diste demasiado miedo, tenerle miedo a lo inevitable es una perdida de tiempo. Me preocupaba mas cuando le tocaba el turno a los demás.
-Curioso- La mujer se sentó en un tronco de árbol caído-¿Y eso?
-Cuando no crees que haya otro mundo mas allá o como coño quieras llamarlo, la muerte es algo para lo que no hay consuelo. Un santurrón me dijo una vez que ese era el castigo de los ateos. Yo me enfadé y le contesté que la falsa esperanza es la recompensa de los crédulos, pero en el fondo tenía razón.
-No hay un camino más fácil que otro. He visto bastantes cosas y eso lo sé de seguro
Nicasia sonrío y volvió a alzar la vista al cielo
-Se me hace raro estar aquí hablando contigo, pensé que eras más de jugar al ajedrez con campesinos, envolverte con sudarios y esas cosas.
La mujer soltó una carcajada, una cascada de risa feliz y contagiosa.
-Se me da fatal el ajedrez, la verdad…
-Marsias era un gran jugador-De repente la ingeniera se puso seria-¿Volveré a verlo?
-Eso tendrás que averiguarlo por ti misma-Respondió su compañera, sus ojos brillaban bajo las estrellas, negro y hermosos. En ellos no había ninguna respuesta, solo calma.
-Me gustaría tanto volverlo a ver. No me arrepiento de nada de lo que he hecho, pero lo que no hice, lo que lo que no le dije, eso si que fue un error.
-Lo amabas
-Muchísimo y tardé demasiado tiempo en darme cuanta. Él siempre estaba ahí ¿sabes? Pensé que siempre lo estaría. Debí decírselo, decirle que lo quería- Volvió la cara hacía ella esperanzada -¿Hay algún modo de traerlo aquí? ¿Solo un momento?
La mujer negó con la cabeza.
-Lo siento no se puede regresar de las Tierras sin Sol, ni siquiera yo puedo traerlo de vuelta.
La peliblanco dejó caer los hombros decepcionada y se sentó junto a ella con la cabeza gacha. Cogió una rama, y se pudo hacer dibujos entre la hierba mientras hablaba.
-Ha sido una buena vida a pesar de todo, la he luchado, la he disfrutado, jamás me he rendido. He disfrutado todo el camino, lo bueno y lo malo
-¿Quieres decir que nunca has estado triste? Dicen que la tristeza es la felicidad de la gente inteligente.
Nicasia arqueó una ceja con gesto de elocuente desacuerdo
-Claro que he estado triste, más veces de las que hubiese querido pero solo el tiempo justo y necesario. Siempre he pensado que la gente inteligente sabe superar los obstáculos, no me considero demasiado brillante pero supe salir adelante. He tenido mi ración de miseria, mas que de de sobra y si algo pude averiguar es que llorar solo ayuda un rato.
La mujer se levantó y extendió los brazos ofreciéndole un abrazo.
-Dame la mano.
La nocker la contempló, allí de pie con su sonrisa acogedora y su mirada amistosa. Toda ella era una promesa de paz. No mas luchas, no más tirar de los días uno tras otro. Abrazarla y desaparecer…No le apetecía volver, volver esa piel llena de heridas y huesos rotos iba a doler y Marsias no la estaba esperando. Pero su hijo si y Yirkash y Patrick. Obligaciones, gente que dependía de ella.
-¿Qué decides Nicasia?
La vida es una encrucijada de decisiones.la ingeniera sonrió y miro a la mujer con anhelo.
Decisiones….