martes, 9 de noviembre de 2010

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Hace mucho tiempo que conozco exactamente cual es mi lugar en el mundo, ocupo un huequito entre la gente del montón, yo y mucho mas formamos una acogedora masa gris de “personas corrientes” donde no se está del todo mal. Lo bueno de no destacar demasiado en nada es que nadie espera gran cosa de ti. Tiene sus ventajas; en cuanto despuntas un poco el publico está encantando pero si fracasas no se extrañan demasiado y eso le quita hierro al asunto.

Respecto a mi físico pues no sé que decir. Ya sé que han sido necesarias varias cirugías para arreglarme la vista (lo sé, yo estaba allí) y tal vez eso deforma un poco mi visión del mundo porque me considero una persona muy normalita. Es cierto que no tengo un gran atractivo físico, a decir verdad nunca lo he echado en falta porque esta falta de lo que ciertos cánones consideran “belleza” nunca me ha impedido hacer nada que realmente quisiera hacer. Estoy bastante satisfecha conmigo misma, razonablemente al menos. Siempre es bueno dejar un margen de ansias y ganas de cambiar, sino te aburres.

Así que aquí estoy yo, feliz y sin complejos. Vive y deja vivir…esas cosas. Entonces surge la pregunta ¿Por qué siempre tiene que venir un cretino a dejarme bien claro su opinión sobre tu persona? Estoy aburrida de que ciertos varones se crean con el derecho de llamarme fea en mi puta cara, como si yo no estuviese presente. Como si la gente fea tuviese que asumir su fealdad y permitir que otros mejores que ellos se la recuerden para que tengan claro cual es su rol en el mundo.

Me pasa de vez en cuando, de repente, alguien siente la necesidad de insultarme por la calle, para que no olvide que tengo la cara que tengo. Hoy sin ir mas lejos unos chicos han preferido no ocupar su asiento en el metro porque (cita literal) “Hostias tu, no te sientes al lado de la fea”. ¿Y que haces antes eso?¿Sentirte humillada?¿Dolida?¿Ignorarlo? ¿Montas un número? No hay solución perfecta a este dilema. He esperado a que llegase mi parada, me he levantado y le he dicho al muchacho en cuestión una frase que ya he tenido que soltar alguna que otra vez “ Yo soy fea, tu eres un hijo de puta, los dos tenemos un problema congénito” Y me he largado sin dejarle derecho a réplica. Aunque imagino que se habrá descojonado porque ese tipo de seres ni siente ni padece. Al menos me he quedado a gusto

Y puestos a colgarnos etiquetas, que nadie se quede sin la suya