A veces, por muy bueno que sea el libro que estás leyendo,
te apetece leer algo ligero. Anoche estaba intentando leer “shogun”, la
maravillosa novela de James Clavell, y tuve que desistir al poco tiempo; no
estaba concentrada, los diálogos se me escapaban y estaba pasando las hojas sin
apenas notarlas. Eso, cuando tienes un buen libro por delante, como era el
caso, es un delito. Estaba desperdiciando el placer de una buena lectura y eso
debería considerarse pecado; a día de hoy no abundan. Cada vez estoy más
convencida de que las editoriales están apostando por inundar el mercado de
material, a la caza del best seller sin primar para nada que el libro sea digno
de ser leído. Cantidad, antes que calidad. Quizás me tiro piedras al tejado,
porque a veces pienso que, a título personal, me ha beneficiado esta política
editorial del “todo vale” y que gracias a ella voy a publicar una novela sobre
la que albergo toda clase de dudas y alguna más. En fin…
El caso es que anoche no tenía la cabeza ni el ánimo para disfrutar
de las aventuras de John Blacthorne y pensé en algo más ligero. Sobre la mesa
tenía un libro por el que sentía cierta curiosidad. Adoro la literatura
fantástica y tal vez un poco de magia era lo que necesitaba.
La verdad es que me decepcioné muy rápido. Soy una ávida
lectora de novelas fantásticas; es mi género, el que más me gusta leer, el que
mejor conozco y, precisamente por eso, al que más le exijo. Al cuarto capítulo
la historia me tenía de mala hostia. Porque es un libro que jamás se habría publicado
sin la estela de Harry Potter, que tantos hijos mediocres ha engendrado.
La protagonista es una niña rica, huérfana (esta vez solo de
madre ¿o tal vez no es huérfana y su madre no era del todo humana?) y solitaria
de la que todas sus compañeras de colegio se ríen porque es diferente.
Primero: me niego a tenerle pena a una millonaria. Una
adolescente que vive en una mansión, y cuyo amantísimo padre la cubre de
regalos caros en todos sus cumpleaños, me inspira poca lástima.
Segundo: una novela escrita en el 2008 no puede pretender
que me crea que chicas de esa edad se rían de otra por llevar pintas extrañas,
cuando hoy lo raro es encontrar a una adolescente que no le dé a su vestuario o
a su aspecto un toque exótico.
Tercero: técnica de la cáscara vacía ¡Otra vez! ¿Cómo es la
protagonista? Pues no lo sabemos; sabemos que es una adolescente insegura, que
se siente fea, lo que encaja con el 95% de las adolescentes. No sabemos si es
alta, baja, si es delgada… Nada de nada. Tampoco sabemos qué música escucha, ni
qué le gusta leer (solo que, como es una solitaria, adora leer, los libros son
sus únicos amigos. Que original, de verdad que es la primera vez que leo algo
así). Eso sí, está plagadita de sentimientos, inseguridades y complejos que la
llevan a portarse como una autentica gilipollas. Sí, esto es lo que yo llamo un
personaje femenino bien trabajado.
Cuarto: Todo cambia cuando, ¡oh, que giro de argumento más
inusual!, recibe un regalo, herencia de su difunta madre, que resulta ser,
maravilla de maravillas, un objeto mágico que cambiará su vida para siempre,
hará que olvide sus sufrimientos y deje de ser una triste marginada para
convertirse en alguien super guay.
En serio, estoy cansada de las niñas tristes cuyas vidas
cambian a mejor gracias a su herencia sobrenatural, o a un encuentro
sobrenatural o a un amor sobrenatural. Hartita. Porque, además, la vida no es
así; nadie acude nunca al rescate de las niñas tristes y solitarias. Ni
siquiera la magia. En “La Historia Interminable” Bastian no deja de ser un niño
gordito, lo que sí gana es a su padre. Siempre me ha parecido uno de los
finales más hermosos de la literatura fantástica; esa vuelta a la normalidad,
en la cocina de casa, delante del desayuno, mientras padre e hijo hablan de
verdad por primera vez en su vida. Y tú ya intuyes que las cosas van a cambiar
a mejor. Aunque se sigan riendo de él en el colegio, porque al final del día
tendrá a su padre.
Creemos erróneamente que la literatura fantástica es un género
de menor, de evasión, dirigido a adolescentes, al que no hace falta exigirle
demasiado. No puedo estar menos de acuerdo. No son tontos, no puedes
acostumbrarles a leer libros que no exijan pensar un poco. Las lecturas fáciles
no están mal de vez en cuando, pero al cerebro también hay que desafiarlo, no
importa la edad del lector. Los adolescentes merecen, igual que cualquiera de
nosotros, una literatura de calidad. Y no hace falta que los protejamos de nada
con argumentos almibarados. Ellos ya saben que el mundo está ahí fuera y que no
es fácil. Saben que la magia no va a salvarlos. No esperan que lo haga, solo
esperan que los libros les ofrezcan algo. Ese algo debería ser más que
argumentos pobres y palabras vacías.
11 comentarios:
Culpa tuya, antes en los libritos ponían eso de la edad recomendada. Pero te entiendo yo fíjate tenía ganas de algo de existencialismo en plan siglo XIX y me decepcionó mucho "Jerónimo Stiltón y el caso del queso robado".
Pues a mí me encantó tanto este libro como los 3 restantes de la serie. Me atrapó, me enganchó y disfruté como una enana.
Para gustos los colores, y espero que sigan habiendo editores que apuesten por este tipo de escritores, porque siempre habrá lectoras que lo agradeceremos.
Leyéndote me ha surgido la curiosidad. Recientemente he descubierto una trilogía (aún inconclusa, sólo están los dos primeros) de género fantástico que me ha encantado, y me preguntaba si los habías leído: El nombre del viento y El temor de un hombre sabio; de Patrick Rothfus. Si los has leído ¿qué te han parecido?
A ver, rubia. El problema es que confundimos literatura fantástica con literatura juvenil o infantil. Y no tiene porqué ser así. Los buenos libros no tiene edad recomendada. "Donde viven los monstruos" es un libro para críos y a mi me sigue pareciendo una maravilla. La buena literatura se puede leer a cualquier edad.
Ayu, no he leído aun "El nombre del viento", lo tengo en la lista de tareas pendientes.
Tengo curiosidad por saber cual es esa novela tan mala XD, auqnue me fío de tu criterio.
Besos
Yo también tengo curiosidad por saber qué novela es y "El nombre del viento" la leí el verano pasado y me encantó. Interesante tu comentario sobre el tratamiento del personaje, pero no te pongas de mala hostia, respira, respira...
Besos.
Hasta la fecha la novela que más me ha mosqueado ha sido Cazadores de sombras. Échale el ojo que verás, lo que no entiendo es la pechá de seguidores que tiene. Por lo que parece la gente no se cansa de protagonistas pavas que se enamoran hasta las trancas del guaperas de turno... Todas las modas pasan, al menos eso espero.
Bravo. Que escribas para un público juvenil no te da derecho a usar la misma historia plana y previsible alterando algunos factores. Un ejemplo de esto es la conocida laura gallego ( en serio, sus libros son insufribles)
Bravo. Que escribas para un público juvenil no te da derecho a usar la misma historia plana y previsible alterando algunos factores. Un ejemplo de esto es la conocida laura gallego ( en serio, sus libros son insufribles)
Bravo. Que escribas para un público juvenil no te da derecho a usar la misma historia plana y previsible alterando algunos factores. Un ejemplo de esto es la conocida laura gallego ( en serio, sus libros son insufribles)
Qué facil es criticar a Laura Gallego haciéndose pasar por un anónimo...
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