En hebreo Hanukka quiere decir "consagración”. Esta
celebración también es conocida como fiesta de las luminarias o fiesta de los
macabeos. Son ocho días para conmemorar el milagro de la purificación del
Templo de Jerusalén. Algunos se preguntarán: ¿qué milagro?¿Qué templo?¿Quienes
son los macabeos? A ver si os lo puedo explicar:
Había una vez un rey llamado Antíoco IV Epífanes que, allá
por el 175 a, C decidió helenizar al pueblo de Israel. Helenizar no quiere
decir pasar por detergente a los israelitas, sino educarlos en las buenas
costumbres griegas de la época. Surgieron entonces los macabeos, un grupo de
judíos liderados por Yehuda Macabí, que
se enfrentaron a los griegos negándose a realizar cualquier acto que fuese en
contra de su propia religión (Siendo
esta la religión judía seguro que la lista de actos irrealizables era larga y
extensa) . Surgieron supuestos mártires como Hannah y sus siete hijos, que
fueron torturados y asesinados por negarse a comer cerdo. Así que se inició una
larga y cruel guerra, casi de desgaste, que acabó por darles buenos frutos,
porque finalmente ganaron y regresaron a
Jerusalén.
A la vuelta encontraron
que sus templos estaban destrozados y que no había manera de celebrar
los cultos como dios manda (Y Yahvé manda un montón). En el gran templo apenas
había aceite para el altar. Si encendían
las luces solo les duraría un día. Pese a todo, decidieron celebrar la
ceremonia y consagrar de nuevo el altar para festejar la victoria y encendieron
la menorá , el famoso candelabro de siete brazos que todos habréis visto alguna
vez. Cómo sería de bueno el aceite, que ardió durante ocho días seguidos, dando
tiempo a los macabeos a reponer las reservas.
Esto se consideró una señal de que Dios bendecía su victoria. Macabeos
(10:6-8), «lo celebraron con alegría durante ocho días, a la manera de la
fiesta de los Tabernáculos... toda la asamblea aprobó y publicó un decreto en
el que se ordenaba que todo el pueblo judío celebrara cada año estos días de
fiesta».
Desde entonces, el 25 de Kislev (paralelo a los meses
gregorianos de noviembre y diciembre, según el año) los judíos celebran este
Milagro del Templo durante los ocho días que se mantuvo encendido el
candelabro. No hay que confundir la menorá con el candelabro de Hanukkah; este
tiene nueve brazos en lugar de siete. Las luces deben ponerse en un lugar que
pueda verse desde la calle para hacer público el milagro que se celebra; salvo
en periodo de persecución, que las velas pueden encenderse en la intimidad de
las casas. Los brazos se van encendiendo a razón de uno por día y, a
continuación, se entona una bendición:
בָּרוּך
אַתָּה ה', אֱ-לֹהֵינוּ
מֶלֶךְ הָעוֹלָם, אֲשֶׁר קִדְּשָׁנוּ בְּמִצְוֹתָיו,
וְצִוָּנוּ לְהַדְלִיק נֵר חֲנוּכָּה. (נוסח
אחר: נֵר שֶׁל חֲנוּכָּה
או שֶׁלַּחֲנוּכָּה).
Baruj Ata Adonai Eloheinu Melej haOlam Asher Kidshanu
beMitzvotav veTzivanu Lehadlik Ner Janucá (otras versiones: Ner Shel Janucá o
Shel Janucá).
Bendito eres tu Adonai, Dios nuestro, Rey del universo, que
nos santificó con sus preceptos y nos ordenó el encendido de la vela de Janucá.
Luego se entonan canticos tradicionales conocidos como Maoz
Tzur. El primer día se celebra una comida familiar y se intercambian regalos.
Entre los niños es muy popular una peonza llamada dreidel,
en cuyas caras están inscritas las letras iniciales de la frase Nes Gadol Hayah
Sham («Gran Milagro Ocurrió Allí») si es fuera de Israel, o bien Nes Gadol
Hayah Poh («Gran Milagro Ocurrió Aquí») si la peonza es para un niño israelí.
Con esa peonza, los niños juegan con caramelos a «tomo todo, pongo la mitad,
tomo la mitad, no hago nada», dependiendo de qué cara de la peonza caiga al
hacerla girar.
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