martes, 7 de octubre de 2008

Un inciso

Este ¿cuentecillo? se me ocurrió en mis vacaciones barcelonesas, normalmente era la primera en despertarme y como me daba palo molestar empece a escribir esto. Quería mencionar al rey de los goblins de alguna manera y hacerle un homenaje a una de las fuentes que hicieron que comenzara a fascinarme por todo lo que rodeaba a las hadas y de paso me enamoró perdidamente, no solo de David Bowie. Sino de Jareth, el caprichoso señor de los goblin, que reina soberano en su castillo mas allá del laberinto. Hice varias versiones, ninguna acababa de tomar
forma, ninguna me gustaba y de repente este noche sin más se me ha escapado de la cabeza. Creo que es porque quiero daros las gracias, a los que me leéis, a los que me aguantáis, a los que con vuestros pequeños gesto me alegráis la vida todos los días un poco. A Vero por cogerme el teléfono siempre y escucharme, a Marisé por soportar mis impertinencias, a Laura por sacar mi lado tierno, a Isabel por decirme las cosas sin
tapujos, a Alicia porque es mas valiente de lo que ella cree, a Ana y Aranzazu por lo que me río con ellas. A Sonia porque me ha demostrado que no hay edad para ser friki. A Alfonso porque es el cuñado mas cojonudo del mundo y sobre sobre todo a Ismael porque que haría yo sin mi terrible pooka. E incluso a ti, primera lectora, porque nunca olvidaré que fuiste la primera y que sin ti esto no sería lo mismo.

Vosotros hacéis que merezca la pena. Va por ustedes!!!!


Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

( A un olmo seco) A. Machado




Desde el balcón se veía una pequeña fila de antorchas avanzar por los jardines, el sonido de las flautas llegaba hasta la habitación amortiguado por las contraventanas cerradas a cal y canto. Nicasia contempló las luces con la frente apoyada en el cristal hasta que se perdieron entre los árboles y la música dejó de escucharse. No se podía creer que nadie pudiese tener ganas de hacer fiestas, aunque tenía que reconocer que a Marsias le habría parecido una idea genial ella no era capaz de celebrar nada. Los últimos días habían sido una larga sucesión de pesadillas; se encontraba el rostro de Manx, detenido en aquel instante de horrorizada sorpresa cada vez que cerraba los ojos y recordaba algunas de las cosas que se habían dicho en el momento de separarse, frases desafortunadas que aparecían ahora en su memoria del modo más inoportuno para recordarle lo crueles que llegaron a ser las dos solo por el placer de hacerse daño. Hasta entonces había sido capaz de soportarlo porque en alguna parte el sátiro la estaba esperando. Pero esa esperanza se iba desvaneciendo con el paso de las horas, habían atiborrado al patacabra de “Sueño de Doncella” para librarlo del dolor y ahora dormía tan profundamente que apenas parecía respirar, su rostro estaba tranquilo casi aliviado. Sabía de sobra que ahora Marsias no sentía nada y que no oiría ninguna de sus palabras. No creía ni en dioses benévolos ni en luces más allá del túnel, si él moría nunca más volverían a verse y aquella certeza la dejaba huérfana de consuelo. Quizás su despedida de Manx había sido desafortunada pero del sátiro ni siquiera había podido despedirse. Lo que hubiese dicho antes de desvanecerse solo lo sabía Dujal y no tenía valor para preguntarle. La peliblanco se sentó en el borde de la cama con los antebrazos apoyados en las rodillas y las manos colgando sin fuerza. Allí estaba la gran ingeniera, la nocker que salvo a Corte en la Batalla del Asedio, la Defensora de las Murallas, la terrible Dama Recorretunes, la jefa de la corte Oscura, totalmente vencida, incapaz de evitar que el hada más importante de su vida se desvaneciese para siempre. Le rozó el brazo, cuantas veces la habían rodeado, cuantos besos, cuantas caricias se quedarían sin destino…al pensarlo se dio cuenta de que ni siquiera era capaz de llorar, era como si estuviese llena de una arena amarga que la dejaba seca por dentro. Su corazón era una tierra sin esperanza y se iría marchitando poco a poco como los árboles viejos, que mueren de pie sin que nadie se preocupe por ellos. Nicasia se acercó su amigo y lo besó en los labios.

-Me las pagaran-Le susurró con una voz cargada de odio que hablaba más para sí misma que para Marsias-Haré que lamenten mil veces haberte hecho daño. Da igual donde se escondan, da igual como se disfracen porque daré con ellos y entonces desearan no habernos jodido.
Sabía de sobra que la venganza no cambiaría nada, que no haría que el dolor se fuera pero lo haría más soportable. Quizás mancharse las manos de sangre no solucionase nada, quizás fuese un gesto vacío y estúpido, daba igual porque era lo único que podía hacer, su honor no le permitía otra cosa que no fuese morir matando. Se levantó con la certeza de que si salía de la Corte quizás no lograse regresar, durante todos aquellos años siempre había ante puesto sus deberes a todo lo demás, había sacrificado el amor, su tranquilidad y su salud esperando que otros tuviesen una vida mejor que la que ella había conocido. Jamás quiso que se lo agradeciesen y de hecho nunca nadie lo había hecho. Era hora de hacer algo solo para ella. Miró por última vez la vieja cama con dosel donde había sido tan feliz y en la cara se le dibujó una sonrisa triste. Estaba claro que los secretos del amor no habían sido hechos para una mestiza tozuda y orgullosa, la venganza sin embargo era una vieja amiga a la que siempre podía acudir. Echo un vistazo a la habitación, si alguna vez hubo algo bueno en ella se quedaba entre aquellas cuatro paredes, agonizando sobre la piel del patacabra.

Necesitó reunir valor para abrir la puerta y dar el primer paso hacía el pasillo. Le habría resultado mucho más fácil si él no estuviese allí. El pequeño sátiro se había sentado en el suelo al ver que se abría la puerta alzo una carita seria que parecía reprocharle que se rindiese tan rápido. En sus ojos no había la menor sombra de desanimo, se aferraba a la esperanza con esa feroz desesperación que solo tienen los niños. Nicasia lo miró de reojo un par de veces, el crío le daba pena, en un par de ocasiones alguien había intentado llevárselo a la cama y se había negado en un total silencio, sin gritos ni rabietas. Se limitaba sacudir la cabeza y a alejarse de quien fuese fusilándolo con la determinación de su mirada. Estaba cansado y aun así se negaba a marcharse, quería quedarse porque era lo más cerca de su padre que podía estar. Estaba esperando porque pasase lo que pasase él quería estar allí al final. La nocker no era ni mucho menos una experta en infancia, los goblins tratan a los niños como adultos en cuanto pueden hablar, así que nunca se había planteado en qué consistía ser niño y resto de su vida lo había pasado bastante alejada de cualquier cosa que midiese menos de un metro (excluimos de esta lista a pixies, boggans, leprechaunts y otras razas de hadas pequeñas).Sin embargo entendía muy bien a Marsias porque sabía mejor que nadie lo duro que era negar la evidencia y lo solo que te hace sentir. Es una carga demasiada pesada. Resopló, por un lado lo que de verdad le apetecía era marcharse, por otro lado no podía darle la espalda, se lo debía a su padre. De todos modos el mocoso no le quitaba el ojo de encima y empezaba a sentirse incomoda. La nocker se puso frente a su inquisitiva mirada alzando las cejas con un inmenso fastidio.

-¿Sabes que desde que te conozco no has soltado prenda?-Le dijo inclinándose un poco hacía él.

El sátiro bajo la vista sin romper su mutismo.

-No te preocupes, no voy a obligarte a soltar palabra. Cuanto menos hables menos posibilidades tienes que se te escape una chorrada y total, decir cosas solo sirve para arrepentirte luego de haberlas dicho. Estas mejor callado.

Marsias se limpió la nariz y miró asombrado a la peliblanco que aprovechó el momento para apoyarse contra la pared y dejarse resbalar hasta el suelo para sentarse a su lado, luego le costaría muchísimo trabajo volverse a levantar.

-La verdad es que debes pensar que tienes la suerte de culo. Te entiendo. No eres el único. Y quizás pienses que tienes que quedarte aquí solo y pelándote de frío hasta que pase algo porque no puedes hacer otra cosa. Te equivocas, siempre se puede hacer otra cosa.
Nicasia le mostró la palma vacía de su mano derecha, pasándola muy despacio por delante suya. El crío la siguió con la los ojos dispuesto a no perder detalle, entonces la nocker cerró el puño de golpe, al volverla a abrir tenía entre los dedos una esfera de cristal transparente que reflejaba la escasa luz del pasillo. Marsias abrió la boca y dejo escapar una pequeña exclamación de sorpresa.

-Seguro que has oído hablar del rey de los goblins- Le dijo haciendo malabares con la esfera.

-¡El rey de los goblins no existe¡-Contestó fastidiado el satirillo en el tono que usan los niños cuando creen que saben algo- Al instante Marsias se tapó la boca con las dos manos como si las palabras se le hubiesen escapado de una jaula.

-¡Lo sabía! –Exclamó triunfante la ingeniera-Sabía que no eras mudo. Pues que lo sepas, el rey de los goblins existe, pero a su castillo solo se puede llegar en sueños.

Hizo un nuevo malabar pasando la esfera muy cerca del rostro del satirillo con una media sonrisa.

-Es un bastardo retorcido y malvado, pero si eres capaz de llegar hasta él tendrá que concederte un deseo. Es la ley.

-¿Y cómo llegaré hasta él?-pregunto resignándose a su derrota.

Nicasia le dio la esfera.

-Soñando…esta es la llave de su reino. Solo tienes que sostenerla en la mano y soñar.

-¿Cómo lo sabes? Tú no eres un goblin.

-¿Quieres pedirle un deseo al rey de los goblin o quieres preguntar gilipolleces?

-¿Puedo salvarlo?-Marsias contempló su regalo, no parecía muy convencido

-Puedes pedirle que lo salve. Solo tienes que irte a dormir.

-¿Y por qué no vas tú?

-Ya fui una vez, solo concede un deseo por persona.

El niño se quedó pensativo unos segundos.
-¿y si no llego?

La nocker lo miro muy seria.

-Al menos lo habrás intentado y eso es mejor que quedarse aquí sin hacer nada.

El sátiro se puso de pie y estiró todo el cuerpo con un enorme bostezo.

-¿Sabes dónde está tu habitación?

-Nadie me lo ha dicho…

-Cojonudo- Maldijo la nocker encogiéndose de hombres- Panda de locos. Bueno supongo que Costurina te podrá apañar una cama.
Nicasia se levanto haciendo un esfuerzo y le tendió la mano a Marsias.

-Vamos a mi casa. Qué remedio.

El niño se la cogió confiado y los dos salieron a la calle sin cruzar palabra. De repente se quedo parado.

-Si me quedo solo ¿puedo quedarme contigo? No sé volver con mi mamá.

-No te gustaría, además salgo de viaje y quizás tardé en volver.

-¿Puedo esperarte?

Esta vez fue la nocker quien se paró.
-Nunca esperes a nadie, mejor dicho, nunca esperes nada de nadie. Serás más feliz.

En la Carbonería Costurina apenas necesito un momento para prepararle una cama improvisada. El sátiro se dejo arropar y se quedó dormido casi al momento, apretando la esfera contra su pecho. Nicasia lo miró unos minutos, sería muy duro verlo crecer si su padre moría pero volvía a tener un deber, no podía abandonarlo. Eso ya lo habían hecho todos los demás.

-Costurina voy a salir de viaje-Dijo susurró para no despertar a su pequeño huesped-Hazme el favor de buscar mi bolsa.

-¿Ahora?-La tabernera no pudo disimular su inquietud-¿Te parece buena idea?

-Da igual lo que parezca. Es lo que voy a hacer.

-Pero...justo ahora

Una mirada cortante le hizo saber a la boggan que no era buena idea acabar la frase.

-Está bien- Capituló-Buscó tu bolsa.

-Gran idea, casi parece mía.

Costurina titubeó un momento antes de irse a hacer el recado, se mordió el labio indecisa y después se dio la vuelta.

-Nicasia fuiste una buena tutora…solo eso.

-No hace falta que te despidas.

-Solo por si las moscas.

-Nos han jodío las putas moscas- Gruñó.

Entro a su despacho y se puso a sacar de los cajones las cosas que necesitaría para irse de viaje, mientras metía al Cuervo en su desgastada funda sonrío de mala gana. Era la primera vez que a su extraña manera alguien le daba las gracias. Era una despedida hermosa y ahora podía marcharse. No dejaba cabos sueltos.

11 comentarios:

Sonia dijo...

Joder, ¿me estás llamando vieja? XD

Y nos dejas así, como siempre, como en el chiste del pingüino...

Espero que Marsias Jr. llegue al centro del laberinto. Me gustaría poder guiarle... me has dado algo nuevo con lo que soñar...

(Nota: Y la palabreja de verificación incluye las sílabas vowy. Como si todo estuviera relacionado...)

Anónimo dijo...

Me ha emocionado mucho leer esta entrada. Estoy segura de que Marsias Jr llegará hasta el Rey de los Goblins y salvará a su padre. Qué quieres que te diga, me has saltado las lágrimas, cabrona, me ha parecido precioso.

Quiero ver venganza de las gores y sangrientas; muerte y destrucción, que toda la corte se entere de lo que puede llegar a hacer una nocker cabreada. Marsias no se merece menos (Que es nuestro latin lover).

(Ays) Quien fuera goblin pa estar to el día al lado de David-quierounhijotuyo-Bowie!! XDD

Sir Eduard Goldwing dijo...

...snif... no está bien jugar con los sentimientos de la gente... que uno anda mu sensible últimamente.. snif.. XDDD.
Ahora en serio, muchas gracias por tu comentario, si yo soy un cuñado cojonudo es solo porque tratarte de otra forma sería una injusticia... bueno.. por eso y porque luego te vengarías XDDDD.
Ahora en serio de verdad XDDD... UAHHHH... Has mandado a Marsias Jr. al rey de los Goblins... no se si es bueno porque le das la posibilidad de que salve a su padre, o es una salvajada porque lo mandas a un lugar donde no podrá regresar... GENIAAL... TOMA... TOMA... TOMA... xdddd

Sybila dijo...

Algo me dice que esta noche todos iremos a ver al rey de los goblins para pedirle el mismo deseo.

Y despues volveremos para asaltar la ciudad y derribar las murallas de Arkadia.

Tu sobre todo no desesperes.

Isa dijo...

Éste es PRECIOSO. Y no termina en "cliffhanger".

Lo que yo me pregunto, ¿esta escena va incluida en el libro? Espero que sí. Es un guiño lo bastante sutil como para entrar en la categoría de "guiño" u "homenaje", sin ser un plagio, porque sólo es un detalle. Pero sí, se acaba viniendo Jareth a la cabeza (como si Jareth fuera remotamente olvidable para un soñador).

Me está encantando... Pero sigo deseando, desesperadamente, que Marsias Sr. viva. Estoy deseando ver qué hace Marsitas en sueño. Adoro a ese niño. Es el único niño que me ha caído bien en muchos años.

Yo también estuve enamoriscada de Jareth. No de Bowie... sólo de Jareth... a mí la realidad siempre me ha gustado menos que la ficción.

La dedicatoria del principio me ha hecho emocionarme y llevarme un susto... ¡Dios mío, sigo siendo una bocazas! Debí nacer muda...

Por cierto, me acabo de acordar de un poema de Hugo Von Hoffmannstahl... son sólo dos versos, lo di una vez en una clase y nunca se me olvidó:

Al sueño le digo: ¡quédate con migo, sé verdadero!
Y a la realidad: ¡Sé sueño, desvanécete!

Estoy deseando ver a Marsias en búsqueda del Rey de los Goblins... pero imagino que tu rey no será Jareth... con que nos recuerde a él bastará.

Anónimo dijo...

Oye guapa, llevas unas cuantas entradas dejándome con el corazón en un puño y los ojos ahogándose. ¿Quieres saber si escribes bien? Pregúntaselo al lagrimón que se me escapa mejilla abajo.

Esto tienes que sacarlo!!!

Aranluc dijo...

Precioso, digo lo que todas, esto tiene que estar en la historia. Además, imagínate el spin off: el viaje de Marsias por el laberito, camino del castillo, más allá de la ciudad de los goblins...

Dentro del laberinto es una de mis peliculas favoritas de todos los tiempos, que lo sepas.

Sonia dijo...

¡Ey! ¡Por cierto! He tenido una revelación! Sé como salvar a Marsias, pero necesito vuestra colaboración.

Porque Marsias es un hada, ¿no? Un sátiro, pero un hada.

Pues bien (se va a la biblioteca a por su ejemplar de Peter Pan), todos sabeis que las hadas mueren cuando un niño deja de creer en ellas, así que venga, ¡todos a una!

¿Creeis en Marsias?
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No os oigo, más fuerte!!

¿Creeis en Marsias?

Nicasia dijo...

si os ponéis a aplaudir corréis el riesgo de que me salte por bulerias.

Anónimo dijo...

Eres malvada, si yo ya de por sí tengo la lágrima fácil, imagíname leyendo y arrugando la barbilla con los mocos colgando.

Nunca he sido persona de Hadas, sueños, fantasía, magia...Y éstos últimos días mucho menos. Pero, manda cojones, que con 20 años y muchos pelos en las piernas, no sólo me has enganchado con tu historia, sino que hoy, por un ratito, me he permitido soñar.

Gracias, mal bicho. De vez en cuando todos necesitamos un sueño.

Isa dijo...

¡Yo sí! ¡Yo sí! ¡Yo sí creo en las hadas! ¡Y en Marsias más todavía! Leñe, como que conozco al original...