Desnudo, quédate desnudo. Simple y hermoso como eres, solo
con tu piel y tu sonrisa. Y túmbate en la orilla de mi cama, con los ojos
abiertos para que me desborde el cielo que guardas en la mirada. Déjame trepar
con calma, escalarte a besos, recorrerte con los dedos, descubrir a ciegas que
estás ardiendo. Deja que tu respiración estremecida me diga que ha florecido un
almendro en el centro de tu cuerpo y yo regaré sus flores. Temblaremos, y
arremeterás como la tempestad contra las rocas. Seremos una tormenta: tú serás
el rayo y mi voz el trueno. Seremos un tambor de guerra, dos corazones
combatiendo. Nos enroscaremos hasta que la espuma nos rebose y nos alcance el
tiempo.
miércoles, 20 de marzo de 2013
domingo, 17 de marzo de 2013
Incertidumbre.
Tengo un amigo que era creyente. Y practicante, además. No
era católico, pero eso da igual, lo mismo daría si fuese musulmán o judío. Era
un hombre de creencias firmes, convencido de que su vida formaba parte de un
plan divino mucho más grande y más importante que él. También era un hombre
feliz, creía en un Dios todopoderoso y amable que le hablaba de amor y
justicia, que le había dado unas reglas para dirigir su vida. Caminaba por una
senda segura, con la confianza de quien sabe que hallará consuelo en cualquier
situación y respuesta para sus angustias. Y quería ayudar, quería compartir la
felicidad de su doctrina, la única y verdadera, con todos los que no pensaban
como él. Con los equivocados. Quería hacerles partícipes de su felicidad,
ofrecerles la oportunidad de alcanzar la salvación en el más allá y la plenitud
en vida. Se convirtió en predicador, se armó de la palabra divina y la llevó de
calle en calle. Puso la otra mejilla ante cada puerta cerrada. No importaba, el
mundo estaba lleno de puertas y cada alma recolectada era un tesoro.
Por supuesto, para gozar del derecho de esta vida de
beatitud y seguridad era necesario seguir una reglas estrictas, unas leyes
inviolables: celibato estricto antes del matrimonio, relacionarse solo con
quien pertenece a tus mismas creencias, evitar ciertas y peligrosas lecturas,
confiar en la palabra de los que llevaban más años que tú estudiando las
escrituras y, sobre todo, huir de las dudas; las dudas son semillas plantadas
por el diablo.
Él obedecía, y era feliz. Vivía con tal certeza que
seguramente nunca se imaginó que un día renunciaría a sus creencias.
¿Qué pasó? ¿Qué hace que alguien que cree vivir según las
reglas más correctas un día decida renunciar a ellas? Eso fue lo que le
pregunté la primera vez que me contó su historia. Me sonrió, más bien estiró
los labios, como la reacción amable una pregunta que ya le habían hecho muchas
veces.
“Simplemente llega el día en que ya no te lo crees”,
contestó, “porque miras a tu alrededor y solo ves contradicciones. Lees,
aprendes…y sacas conclusiones. Quizás no fuesen correctas, pero eran mis
conclusiones. Una vez que cruzas una línea y encuentras ciertas respuestas no
puedes volver a ver el mundo como lo hacías antes. Una mente inquieta puede ser
una autentica maldición. Quizás no he sido lo bastante inteligente como para
casar mis antiguas creencias con lo que había fuera de ellas. Fui incapaz de
encontrar el punto de equilibrio”.
Y su comunidad le dio la espalda. Cuando te conviertes en
una oveja negra, todo el mundo tiene miedo de que despintes. Las ideas son
contagiosas, la incertidumbre es una enfermedad incurable y sus síntomas son
terroríficos.
Tras escuchar su historia le hice la otra pregunta de
perogrullo, la que ha debido escuchar más de mil veces: “¿Y ahora qué piensas
de Dios?” Me vuelvo a encontrar con la máscara de una sonrisa. “Ya lo
averiguaré; antes o después, lo averiguaremos todos”.
domingo, 3 de marzo de 2013
Fotografiando hadas
Hace cuatro años que publiqué la primera entrada de “La
Corte de los Espejos”. Entonces no sabía que estaba tomando una de las
decisiones más importantes de mi vida.
Hoy, la Corte de los Espejos está a punto a de ver la luz en
forma de novela. Algo que en parte ha pasado gracias a los que habéis pasado
por aquí a leer y a opinar. Como no puedo ir casa por casa a invitaros a tomar
algo, he pensado regalar estas maravillosas Goggles, cortesía de la increíble
“Factoría Goggles”.
¿Qué tenéis que hacer para ganarlas? Muy sencillo:
Tenéis que fotografiar un hada o un duende.
No tiene por qué ser un hada buena, ellas no siempre lo son.
Admitimos sátiros, elfos, centauros, ondinas, y demás fauna faérica. No
admitimos brujas, vampiros o demonios.
-Puede ser una foto vuestra o de algún conocido
caracterizado de hada o duende.
-Puede ser una foto de una escultura, muñeco, bjdoll.
-Puede ser una fotomanipulación, fotomontaje...etc.
El trabajo ha de ser 100% inédito y original. Las fotos que
no cumplan este punto quedaran fuera de concurso.
Una vez hecha la foto colgadla en vuestro muro de Facebook,
etiquetando para eso a Concha Perea y poniendo en la foto “Concurso la Corte de
los Espejos” Una vez comprobado que cumple los requisitos la subiré al evento y
aquí se podrá votar a la foto que más os guste.
Podéis colgar vuestras fotos hasta el día 25 de Marzo. Después
comenzaremos la ronda de votaciones, que durarán hasta el día 31. La foto más votada será la ganadora
(obviamente).
Evento del concurso
https://www.facebook.com/events/424152614338577/?notif_t=plan_user_joined
Evento del concurso
https://www.facebook.com/events/424152614338577/?notif_t=plan_user_joined
Espero vuestras fotos ¡¡Mucha suerte a todos!!
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