El otoño comenzaba a entrar con fuerza, así que las puestas de sol eran más largas y románticas, los árboles dejaban caer sus doradas hojas para cubrir el suelo con hermosas alfombras que era agradable pisar y el aire olía a tierra húmeda. Desgraciadamente, para Nicasia la llegada del otoño solo se traducía en que soplaba un viento de mil demonios, oscurecía antes y empezaba la humedad. Ni siquiera eso, en aquellos momentos solo pensaba en la mejor manera de atrapar un gato; los gatos, como todos sabemos, son rápidos y escurridizos, demasiado rápidos para alguien de movilidad limitada, además esas pequeñas bestias saben esconderse a conciencia y ocultar su rastro. Hace falta un cazador muy bueno para atraparlos y ella no lo era, pero conocía a alguien que tenía todas las cualidades necesarias y alguna más. Encontrarlo no era muy difícil, solo hacía falta llegar a un sitio discreto. En este caso se trataba del típico callejón sin salida, estrecho, oscuro y maloliente, cercado por altas paredes grises al que no daba ninguna ventana, básicamente porque nadie en sus cabales querría ver un sitio tan deprimente como ese. Encontrar dicho callejón no era difícil, estaba justo a las espaldas de la Carbonería. Así que solo que tuvo que salir por la puerta de atrás de su taller, sacar un trozo de carbón del bolsillo y dibujar un agujero en el suelo al tiempo que murmuraba: Para mi entrada, Para ti salida Para nadie más vista
El dibujo vibro un segundo sobre el suelo y luego se hizo real. Nicasia se aseguro de estar a salvo de miradas malintencionadas y se adentro en las alcantarillas. No se molestó en andar mucho, casi a los pies de la entrada se formaba una gran piscina de agua estancada. Hace no mucho aquel lugar estaba lleno de ratas, pero la verdad es que últimamente estaba limpio de plagas. -!!!Patrick¡¡¡Deja de jugar, sé que estas ahí- Gritó La mitad superior de una cabeza salió del agua, tenía una escasa cresta de pelo verdoso, la piel era pálida también en tono verde, y estaba adornada con unos inquietantes ojos de serpiente, tras la cabeza acabó por salir un cuerpo alto, delgado y atlético. Vestía un jersey que le estaba enorme en todos los aspectos y un pantalón negro que le venía ancho. Estaba descalzo y por supuesto empapado hasta los huesos, aun así el chico la levanto del suelo y la abrazó como si la nocker se hubiese convertido en un peluche con mala leche. -Vale, vale- Dijo Nicasia intentando volver a la seguridad del suelo -Yo también me alegro de verte. De hecho vengo a proponerte un juego. Patrick, que era el nombre del muchacho serpiente, la soltó con delicadeza y se quedo mirándola con curiosidad. -Se trata de Dujal, necesito que lo encuentres. Tú puedes hacerlo. El muchacho asintió en silencio, con una sonrisa que en otra cara quizás habría sido bonita, pero en la de Patrick solo parecía fascinantemente peligrosa. -Quieres que salga de caza-Dijo bastante contento. -Sí, quiero que salgas de caza, nadie tiene mejor olfato que tu. Pero no quiero que te lo comas, recuerda que ya no haces eso. Bueno, ya casi no haces eso. Patrick hizo una mueca de desencanto, sin embargo asintió de nuevo y regresó al agua. -Lo encontraré. Si se esconde, yo sabré donde. -No lo dudo-Asintió la peliblanco. Escucho un chapoteo mientas una boa enorme se deslizaba por la cañería. Nicasia se dispuso a salir, bueno Patrick casi seguro que daba con Dujal, además ya le había dado de comer la semana pasada. Aún no debía tener demasiada hambre. Solo quedaba una visita por hacer. Luego a esperar. |
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